León XIV llega al trono de Pedro con una serie de retos: la secularización, los abusos sexuales, el rol de la mujer, las finanzas del Vaticano, el cambio climático y la inclusión.
En cuanto a la crisis de vocaciones y la secularización, León XIV ha señalado que “la fe no se transmite con estructuras, sino con testimonios”. Su estrategia podría apuntar a una Iglesia más cercana, renovada y activa en las periferias.
Respecto a las denuncias sobre abusos sexuales en la iglesia católica, ha dicho abiertamente: “Si eres víctima de abuso sexual de un sacerdote, denúncialo”. Su paso por América Latina, donde trabajó con comunidades golpeadas por este flagelo, le da una visión clara sobre el tema.
Sobre el papel de la mujer, aunque se opone a su ordenación, ha declarado: “Ordenar mujeres no necesariamente soluciona un problema. Podría generar un nuevo problema”. Sin embargo, ha promovido su inclusión en espacios de decisión pastoral.
En cuanto a la comunidad LGTBIQ+, ha defendido el respeto y la dignidad de todas las personas. Su enfoque no cambia la doctrina, pero invita al diálogo: “La Iglesia no debe ser un tribunal, sino un hogar donde todos tengan lugar”.
Cortesía de The Vatican News
En lo financiero, hereda un Vaticano con déficit. Se espera que su perfil administrativo y su transparencia lo impulsen a ordenar las cuentas de la Santa Sede. También ha reiterado su compromiso con el medioambiente, señalando: “Cuidar la tierra es cuidar a Dios”.
León XIV también ha tomado distancia de posturas políticas autoritarias. Aunque ha evitado declaraciones directas sobre gobiernos específicos, durante su tiempo en Perú denunció públicamente los abusos cometidos por el régimen de Fujimori y expresó preocupación por la represión política. En años recientes, ha defendido la democracia, la dignidad humana y la libertad religiosa en sus discursos, lo cual ha sido interpretado como una crítica indirecta a regímenes como los de Venezuela, Nicaragua o Cuba.
Respecto a la política de Estados Unidos, se ha manifestado en contra de políticas migratorias restrictivas y ha defendido los derechos de los migrantes. En entrevistas y redes sociales ha compartido mensajes de rechazo a los discursos de odio y de polarización política, insistiendo en que “la Iglesia no debe ser rehén de ningún partido político”.
En definitiva, el pontificado de León XIV se presenta como una oportunidad para consolidar avances y enfrentar desafíos pendientes. Su elección representa una síntesis entre reforma y tradición. Su legado dependerá de su capacidad para escuchar, actuar y renovar la esperanza. La historia empieza ahora. Y el mundo lo está observando.