Usted me perdona, Sra. Administradora de este blog cuya identidad permanecerá en el anonimato, y que con todas las buenas intenciones del mundo quiere que siga aumentando el número de personas que leen estas notas. Sí, ya sé. Hay muchas cosas importantes ocurriendo. Quizás yo deba escribir sobre ellas. Pero es que es viernes y esta ha sido una semana bien agitada y a mi me hace falta relajarme.
Y me perdonan ustedes que me leen y tal vez esperen otra cosa de mi. Pero me hace falta La Lupe. Amo a La Lupe. La Lupe me quita las preocupaciones. Y no esperen que escriba algo complicado de La Lupe. Eso ya lo hizo Susan Sontag, una de las grandes escritoras e intelectuales del Siglo XX en su brillante ensayo sobre lo ´´Camp.´´ Y no voy a entrar en mucho detalle sobre la biografía de La Lupe. Solo diré que nació en Santiago de Cuba, en tierra que tiembla caliente, como canta el Trío Matamoros en Mi Veneración. Y se llamaba Lupe Victoria Yoli Raymond. Y que yo nunca la vi en persona, pero cuando yo era niño y adolescente la vi muchas veces en la televisión en inglés de este país, en los programas de Merv Griffin y Mike Douglas y me sentí orgulloso de esta cubana que fue uno de los primeros artistas latinos en hacer el famoso ´´cross over,´´ cuando ni se usaba esa palabra. Y que el genial Tite Curet Alonso que compuso muchos de los éxitos de La Lupe, me hizo muchos cuentos de ella. Y que otro de mis ídolos, el sonero Bobby Cruz, también me contó de su amistad con La Lupe. A lo mejor algún día escribo de eso. Pero hoy no.
Hoy solo quiero escuchar a La Lupe. Estoy seguro que si ustedes conocen de La Lupe, les va a gustar escucharla de nuevo. También apuesto lo que sea que si esta es la primera vez que escuchan a la Lupe, les va a encantar. Y aquí les dejo algo de La Lupe.
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