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Santos abucheado por indígenas en suroeste colombiano

por actualidad

TORIBIO, Colombia (AP) — El presidente Juan Manuel Santos fue abucheado por indígenas el miércoles a su arribo a este poblado del suroeste colombiano, aquejado por constantes hostigamientos de la guerrilla, que en la víspera provocaron la muerte de un niño.

Los indígenas reclaman la salida tanto de los rebeldes como de efectivos militares y policiales —algo que el Ministerio de Defensa ha descartado de plano_, lo cual agrava los dolores de cabeza políticos del mandatario, quien enfrenta críticas crecientes de opositores y en los medios por el tema de la seguridad y el orden público en el país.

Con casi dos horas de retraso y en medio de gritos de pobladores indígenas de «fuera» y «que se vaya» acompañados por una estruendosa silbatina, el mandatario aterrizó en un helicóptero cerca a la estación de policía y tenía previsto realizar una reunión con su gabinete en la iglesia de Toribío, una localidad en el departamento de Cauca unos 320 kilómetros al suroeste de Bogotá.

Desde el viernes y durante el fin de semana se produjeron hostigamientos armados por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en esta área geográfica clave para las guerrillas porque da acceso a zonas del suroeste del país y a la cordillera central que es uno de sus santuarios.

En la víspera, un niño murió y otros cinco resultaron heridos al explotar una motocicleta-bomba en el municipio de Argelia, al sur del departamento del Cauca. El niño muerto, de 9 años, y los cinco heridos, de entre 5 y 7 años, estaban en una cancha de fútbol cuando estalló el artefacto dejado a la orilla de la cancha, explicó el miércoles en diálogo telefónico con The Associated Press Elio Arada, alcalde de Argelia.

Arada dijo que según los reportes de las autoridades policiales y militares, la moto-bomba fue dejada por miembros de las FARC.

Luego de la última tanda de hostilidades, voceros de los indígenas nasa, que son la mayoría de la población en Toribío, dijeron que buscarían a la guerrilla para pedirle que evacuara la zona porque estaban cansados de su violencia. Los líderes nasa dijeron que pedirían a Santos en la reunión de la jornada lo mismo: retirar a la fuerza pública de la zona.

Después de su aterrizaje y al comenzar su caminata hasta la iglesia del pueblo, a lo largo de unos 300 metros, y rodeado de sus escoltas y otros ministros, el presidente debió escuchar los gritos de medio centenar de pobladores pidiéndole que saque a la fuerza pública.

Sin que se registraran actos violentos, el presidente sonrió, saludó con el brazo en alto y estrechó las manos de algunos pobladores que sí le dieron la bienvenida y se adentró en la iglesia de Toribío, localidad de unos 35.000 habitantes, más de 90% de ellos de origen indígena nasa.

Alcaldes de poblados de Cauca, así como analistas, han dicho que los recientes ataques obedecen a que los grupos ilegales consideran la región como un corredor clave, además de transitar con droga y explotar ilegalmente minerales como el oro, y con la presencia de la fuerza pública en esa misma zona, lo que se encuentra en disputa es el dominio de esa parte del territorio.

Líderes nasa han dicho que ya no quieren quedar en medio de esa disputa y por eso piden el retiro de todos los grupos armados. Intentaron a inicios de semana contactos con jefes de las FARC en las colinas cercanas a Toribío, pero según explicó en la jornada Feliciano Valencia, uno de los voceros indígenas, sólo consigueron hablar con guerrilleros rasos y mandos medios, que no tiene poder para decidir.

Muchos en Toribío creen que tal evacuación de rebeldes y la fuerza pública es imposible después de cuatro décadas de enfrentamientos.

«Sinceramente uno es consciente que esto nunca se va acabar porque en eso llevamos más de 40 años», dijo Wilder Arcila, un carnicero de 32 años, un mestizo nacido en Toribío.

Enfundado en un delantal blanco, Arcila atendía en su venta de carnes, un local situado apenas a unos 30 metros de la estación de la policía y recién renovado luego que en julio del 2011 un ataque con explosivos de las FARC cerca a la estación dejara dos civiles y un policía muertos y decenas de casas y comercios como el de Arcila destruidos.

El retiro de todos los actores armados «sería muy bueno, pero nunca va a pasar, eso nunca va a suceder», agregó Arcila al explicar que en su opinión ninguno de los dos bandos en realidad quiere poner final a sus enfrentamientos.

Ya desde temprano, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, replicó que la fuerza pública permanecerá en la zona y, aunque no descartó que haya cambios en la estrategia militar, aseguró que se mantendrá la presión sobre esos grupos ilegales.

«No nos vamos a mover» fuera de Cauca, dijo Pinzón en una entrevista con la radio Caracol.

Los reclamos indígenas «muestran la agudeza del conflicto, la radicalización y muestra el deterioro de la seguridad», dijo en diálogo telefónico el escritor y analista político Jaime Castro.

Dijo que daba por descontado que el gobierno rechazaría la posibilidad de evacuar a la fuerza pública en esa zona porque sería provocar que «se fortalezca las FARC allá» en Cauca.

Y un rechazo oficial a ese retiro de los uniformados «sería un reto a la comunidad indígena» cuya reacción aún se desconoce, dijo Castro.

A su turno Alfredo Rangel, del centro de estudios del conflicto Seguridad y Democracia, dijo en entrevista telefónica que las FARC siguen teniendo en Cauca un santuario, pero además vienen incrementando paulatinamente sus acciones armadas en todo el país: fueron 194 incursiones en el 2010, subieron a 238 el año pasado y en el primer semestre de este año van 164.

 
Copyright 2012 The Associated Press.

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