El líder de la Unión Patriótica Cubana (UNPACU) y ex preso político, José Daniel Ferrer, ha denunciado los enormes riesgos y la constante persecución que enfrenta su organización en sus esfuerzos por aliviar el hambre y la falta de atención médica en Cuba. Según Ferrer, el régimen cubano activamente intenta impedir que se ayude a los más necesitados.
«Ese esfuerzo diario para darle comida a cantidad de personas nos cuesta el riesgo permanente de ir a prisión y el riesgo también de que nos envenenen», aseguró Ferrer en una reciente intervención en el programa Cada Tarde.
El opositor describió la compleja logística necesaria para llevar a cabo esta labor humanitaria, que incluye alimentar a personas con desnutrición y proveer medicinas y atención a enfermos que no las reciben del sistema estatal. Ferrer comparó la operación con una maniobra bélica: «Hay que montar toda una serie de estrategias y tácticas y todo termina pareciendo una compleja operación militar en una guerra muy difícil».
Ferrer detalló cómo las autoridades intentan sabotear estos esfuerzos, buscando interceptar las donaciones enviadas por exiliados cubanos y hostigando a quienes colaboran. «[El régimen] trata de robarse el dinero, trata de averiguar por dónde nos entra el dinero (…), además de presionar, acosar y detener a los colaboradores que nos ayudan a elaborar los alimentos, a buscar leña, carbón y a cocinar», explicó.
En uno de los testimonios más alarmantes, Ferrer denunció que la Seguridad del Estado cubano ha llegado a poner veneno en la comida preparada por UNPACU para los necesitados. Afirmó que esta acción busca perjudicar directamente la salud de los activistas y sus familias: “Nos enferman, nos dañan la salud, no solamente a nosotros, también a nuestros hijos”.
La motivación detrás de esta persecución, según Ferrer, es clara y la resume en su frase: «El régimen no quiere que nadie alimente al hambriento».