LONDRES (AP) — No todos los deportistas olímpicos son como Michael Phelps, que tiene contratos publicitarios con medio mundo y no debe sudar para pagar el alquiler de su vivienda. De hecho, la mayoría de ellos no tienen patrocinadores y deben trabajar para sobrevivir.
A menudo en más de un trabajo.
En este duelo entre ricos y pobres que se desarrolla en Londres 2012, hay un dentista y un disc jockey, un monje budista y alguien que alguna vez fue propietario de un burdel.
El boxeador irlandés Darren O’Neill dejó su trabajo como maestro de una escuela primaria de Dublin hace siete meses para entrenarse a tiempo completo con miras a los juegos. Y no sabe si recuperará el empleo cuando vuelva a su casa.
«Disfrutaba mi trabajo como maestro y corrí un riesgo grande al irme», comentó, aludiendo a su empleo en la Holy Trinity Primary School. «Fue una decisión difícil. Pero el boxeo me dio una satisfacción más personal».
O’Neill perdió en la segunda ronda ante el alemán Stefan Hartel. Cuando regrese a Dublin, no obstante, se encontrará con un cartel en el techo de la escuela que dice «Buena suerte señor O’Neill».
Lance Brooks, un estadounidense que compitió en lanzamiento de disco, fue guardia de locales nocturnos y barman, cuando no se encargaba de la basura y llenaba las refrigeradoras de bebidas. Hace cinco años se radicó en Denver y trabajó en los partidos de los Rockies de Colorado, de la liga de béisbol; dirigió un equipo de secundaria, trabajó en un taller que hacía cambios de aceite a los autos y en la construcción. Hasta que su entrenador le dijo que dejase algunos de esos trabajos si quería que siguiese colaborando con él.
Kai Jahnssan, quien compitió en tiro con pistola, trabaja en un cuerpo de rescatistas en helicóptero de la Guardia Costera de Finlandia. Otro tirador, el italiano Luca Tesconi, es un carabiniero en la Toscana.
La ciclista Wendy Houvenaghel es dentista en Irlanda del Norte cuando no compite en el equipo de persecución británico.
«Hay que estar preparado para cuando terminen las olimpiadas», comentó.
Agregó que su profesión le permitió resolver algunas emergencias cuando están de viaje.
«Ha habido ocasiones en las que algún integrante del equipo tenía problemas con la muela del juicio y yo pude ayudar», manifestó Houvenaghel, quien fue dejada fuera del equipo británico.
El jinete japonés Kenki Sato tiene un oficio inusual: es un monje en el templo budista de su familia cerca de Nagano. Dice que a veces se pasa hasta 19 horas por día meditando. Y que eso lo ayuda en las competencias.
«Me puedo concentrar antes de las competencias», afirmó.
El nadador estadounidense Tyler Clary reanudó su trabajo como disc jockey en Londres luego de ganar una medalla de oro con récord olímpico en los 200 metros espalda.
El oficio que más llama la atención entre todos los atletas olímpicos es tal vez el del taekwondista neozelandés Logan Campbell, quien abrió un burdel caro en Auckland en el 2009 para financiar su preparación para los juegos. La prostitución es legal en Nueva Zelanda.
Campbell terminó vendiendo su negocio antes las críticas que recibió y porque empezó a recibir dinero para su preparación.
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En este despacho colaboraron los reporteros de AP Paul Newberry, Beth Harris, Shawn Pogatchnik, Tim Reynolds, Dave Skretta, Pat Graham y otros.
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Nicole Winfield está en Twitter como www.twitter.com/nwinfield
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