Escribo esto en la tarde del viernes 9 de julio.
La alcaldesa de Miami Dade acaba de informar que la cifra oficial de muertes es 78. Hay 64 desaparecidos.
»Estas son cifras estremecedoras, se nos parte el corazón,´´ dijo la alcaldesa Daniella Levine Cava.
El manejo de la información por la alcaldesa Levine Cava, por el gobernador Ron DeSantis y por otros funcionarios ha sido correcto. Hay que señalarlo, porque, lamentablemente veníamos acostumbrándonos a un protagonismo indebido de muchos de nuestros políticos frente a cámaras y micrófonos, y ni hablar de sus desagradables guerras tribales.
En este caso, se ha roto esa costumbre tan primitiva y vulgar. Pero aclaro que esto tampoco es cuestión de aplausos y felicitaciones efusivas a funcionarios públicos que, en el cumplimiento de sus responsabilidades, siempre deben tener un comportamiento digno, cívico y, en casos de tragedias como esta, solidario y humanitario.
La alcaldesa, el gobernador, el alcalde de Surfside y otros funcionarios han cumplido con ese deber.
Pero hay que exigir más a los políticos y las demás autoridades.
Hay que exigir justicia.
Se ha informado de múltiples investigaciones, que incluyen la búsqueda de evidencias de culpabilidad criminal por negligencia e incumplimiento de leyes y regulaciones.
Eso es esencial.
Se ha informado de que una de las investigaciones será por un ´´grand jury,´´ un jurado de instrucción. Tengo que confesar mi escepticismo, basado en razones de historia local.
Aquí en el sur de Florida, hubo jurados de instrucción en 1975, 1989 y 1992 que revelaron graves problemas de corrupción e incompetencia en la construcción y la inspección de edificios de condominios y otras estructuras. Y eso no resultó en que mejorara el cumplimiento de la ley.
Un juzgado de instrucción lleva tres años investigando el colapso del puente peatonal de la Universidad Internacional de Florida, que causó seis muertes. Seguimos esperando por los resultados de esa investigación del ´´grand jury´´ en el caso del derrumbe a plena luz del día del ´´puente icónico´´ de la Calle Ocho.
Reitero que corresponde a expertos muy especializados determinar las causas estructurales del colapso de la Torre Sur Champlain de Surfside.
Pero es inevitable sospechar que la corrupción, la trampa y el incumplimiento de la ley pueden haber sido factores en esta tragedia, comenzando desde el momento en que el municipio de Surfside, hace décadas, otorgó permisos de construcción a un equipo de inversores encabezado por un hampón, prófugo de la justicia canadiense.
Y también es inevitable observar que parece muy ´´lenta´´ y benigna la justicia por estos lares.
El ex inspector jefe de Miami Beach, que se declaró culpable de aceptar sobornos de un hotel que estaba inspeccionando personalmente, acaba de recibir un´´castigo ejemplar.´´
El delincuente corrupto y confeso fue ´´condenado´´ a dos años de casa por cárcel.
El enorme edificio que fue evacuado en North Miami Beach debido al peligroso estado en que se encuentra, tenia nada más que NUEVE AÑOS de atraso en comenzar el proceso de recertificación después de 40 años.
¡Casa por cárcel a un inspector a quien compraron con vacaciones en polos turísticos!
¿De que sirven las leyes si no se cumplen ni se hacen cumplir por las autoridades?
Y pudiera seguir hasta el cansancio compartiendo información que he rastreado en la prensa de los últimos 40 años y en los records públicos.
Estoy indignado.
Estoy asqueado.
Pienso que desde hace tiempo estamos hundiéndonos en un hediondo pantano de trampa, corrupción e impunidad.
