“La primera etapa es la cobertura de la jornada de elecciones el domingo, en donde no tuve ningún problema. El problema se suscitó al día siguiente cuando intento hacer una nota que se iba a llamar Los vecinos del presidente, es decir, hablar con los vecinos de Miraflores, la sede del gobierno de Venezuela y estoy con un Smartphone que fue toda mi arma y mi herramienta periodística para trabajar, tratando de registrar imágenes y charlar con los vecinos a las nueve de la mañana, había muy poca gente en la calle”.
“Un policía de civil se acercó y ahí empezó el incidente, sin identificarse me prohíbe sacar fotografías, cosa que de alguna manera entendí, hay algunos lugares en el mundo donde no se pueden sacar fotografías. Pero no terminó allí la situación, no me dejó en libertad, me pidió el pasaporte. Me interrogó fuertemente, si era un medio privado o público, hasta qué pensaba yop del gobierno de Chávez, qué había hecho, por qué había ido a Venezuela. Me retira el pasaporte, me quita el teléfono, empieza a revisarlo y me pide que borre la información que allí existía. Me resistí pero o borraba la información o me llevaba detenido, cosa que yo no tenía ninguna intención de quedar detenido en Venezuela”.
“A 100 metros del palacio de Miraflores, el día después que miles de personas fotografiaron e hicieron videos en los jardines de Miraflores cuando Chávez salió al balcón”.
“Se que después de ese incidente me siguieron los pasos porque una de las personas que yo pensaba entrevistar, que pensé que era un comerciante de la zona, le hizo una seña a este policía secreto y me siguió por 3 o 4 horas por la mañana en Caracas, hasta que pedí ayuda a unos amigos caraqueños y me fui para su casa”.
“Era 12 mil los periodistas, creo que hubo exceso de celo, una paranoia del régimen gobernante. Durante ese día quedé muy amedrentado por la situación, me resultó muy difícil seguir trabajando, sacar el Smartphone era sospechar que en cualquier momento me lo sacaban. Pero a la salida de Venezuela sufrí un interrogatorio de una persona que conocía exactamente mis pasos y me los fue mencionando y fue muy minucioso y muy recriminador por otra parte, donde sufrí un segundo amedrentamiento al salir del aeropuerto”.
“De lo que me entero a partir de ahí es que a otros periodistas, les había pasado lo mismo”.
