DAMASCO (AP) — El gran número de grupos rebeldes profundamente divididos es uno de los principales obstáculos para el trabajo de la misión internacional que intenta negociar el final de la crisis siria que comenzó hace 18 meses, dijo el lunes el representante en Damasco del enviado de la ONU, mientras que activistas informaron que ataques aéreos en una ciudad del norte mataron a por los menos 21 personas.
Mokhtar Lamani, quien representa al enviado especial Lakhdar Brahimi en la capital siria, dijo a The Associated Press en una entrevista que la solución a la crisis del país sigue siendo muy difícil debido al «alto nivel de desconfianza entre las partes». La mayoría de los grupos de oposición dicen que no van a aceptar nada excepto la salida del poder del presidente Bashar Assad, mientras que el régimen dice que sus opositores son parte de una conspiración extranjera.
Sus comentarios se produjeron mientras activistas reportaban hechos de violencia a lo largo del país. Los peores combates ocurrieron en la norteña ciudad de Alepo, donde los rebeldes recientemente lanzaron una nueva ofensiva para capturar la capital comercial siria. Los activistas también informaron que aviones de guerra del gobierno bombardearon la ciudad norteña de Salqin, en la que murieron al menos 21 personas, entre ellas cinco niños.
Los Comités de Coordinación Local, un grupo activista, elevó la cifra de muertos a 30. La ciudad se encuentra a 6 kilómetros (4 millas) de la frontera con Turquía, en la provincia de Idlib, que ha sido testigo de intensos enfrentamientos entre las tropas gubernamentales y los rebeldes en los últimos meses.
En imágenes mostradas por los activistas en internet se veían cadáveres mutilados en una camioneta descubierta mientras un hombre gritaba porque su hijo había muerto. No se pudo verificar de manera independiente la autenticidad del video.
Brahimi, un veterano diplomático argelino que anteriormente se desempeñó como enviado de la ONU a Afganistán e Irak, remplazó el mes pasado a Kofi Annan, el ex secretario general de la ONU, cuyo plan de paz para Siria fracasó en el propósito de poner fin a la violencia, que según los activistas ha provocado la muerte de más de 30.000 personas.
El levantamiento contra Assad estalló en marzo del 2011 con protestas mayormente pacíficas contra el gobierno, pero se transformó en una sangrienta guerra civil que se ha extendido por todo el país. Desde entonces, los rebeldes se han apoderado de pedazos de territorio, sobre todo cerca de la frontera con Turquía.
Lamani dijo que algunos de los principales obstáculos para la negociación de una resolución del conflicto son las divisiones entre los rebeldes y los grupos de la oposición. Siria cuenta con un gran número de tales grupos dentro y fuera del país, y las relaciones entre ellos se han caracterizado por luchas internas y acusaciones de traición. Los rebeldes incluyen a desertores del ejército y hombres armados que combaten bajo el variopinto Ejército Libre de Siria.
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