Los palestinos en la asediada Gaza abarrotaron el lunes escuelas y hospitales para buscar refugio mientras se acaban el agua y la comida. Más de un millón de personas han huido de sus casas antes de una invasión israelí prevista para destruir a Hamas en represalia por un ataque miliciano en el sur de Israel.
Al tiempo que se reducen las reservas de comida, agua y medicamentos en el enclave, todas las miradas apuntaban al cruce fronterizo de Rafah entre Gaza y Egipto, donde camiones que transportan la ayuda que se necesita con urgencia llevan días esperando mientras los mediadores buscan un alto el fuego que permita llevar la ayuda a Gaza y a los extranjeros salir. Rafah, la única conexión entre Gaza y Egipto, se cerró hace casi una semana debido a los ataques aéreos israelíes.
El ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Sameh Shoukry, dijo que Israel “no ha tomado una decisión sobre abrir el cruce desde el lado de Gaza”. El gobierno israelí no respondió a una petición de comentarios.
Ante la expectativa de una invasión terrestre de Gaza, Israel se prepara para la potencial apertura de un nuevo frente en su frontera norte con el Líbano, donde ha intercambiado fuego repetidamente con el grupo Hezbollah respaldado por Irán. El ejército ordenó la evacuación de los residentes de 28 comunidades israelíes.
En declaraciones ante la Knesset israelí el lunes, el primer ministro Benjamín Netanyahu lanzó una advertencia a Irán y a Hezbollah: “No nos pongan a prueba en el norte. No cometan el error del pasado. Hoy, el precio que pagarán será mucho más alto”, indicó, en referencia a la guerra de Israel contra Hezbollah en 2006.
Cientos de miles de palestinos refugiados en instalaciones de Naciones Unidas disponían de menos de un litro (un cuarto de galón) de agua al día. Los hospitales advirtieron que estaban al borde del colapso, casi sin medicamentos y a un día de que los generadores que mantienen operando máquinas como incubadoras y respiradores se queden sin combustible.
El Ministerio de Salud de Gaza informó de 2.750 palestinos muertos y 9.700 heridos desde que comenzaron los combates, más que en la guerra de Gaza de 2014, que duró poco más de seis semanas. Eso la convierte en la más mortal de las cinco guerras de Gaza para los dos bandos.
Más de 1.400 israelíes han muerto, la gran mayoría civiles asesinados en el ataque de Hamas del 7 de octubre. El ejército israelí indicó el lunes que había 199 personas capturadas por Hamas y retenidas en Gaza, una cifra superior a las estimaciones anteriores. El ejército no especificó las nacionalidades de los cautivos.
Los ataques aéreos israelíes de la última semana han pulverizado vecindarios enteros mientras los cohetes milicianos seguían saliendo hacia Israel. Se esperaba que Israel emprendiera una ofensiva terrestre para matar a líderes de Hamas, recuperar rehenes y destruir la infraestructura militar del grupo, que en gran parte se encuentra en zonas residenciales.
Es probable que los combates calle a calle multipliquen las bajas en ambos bandos.
Israel ha ordenado a más de un millón de palestinos —casi la mitad del territorio— que se trasladen al sur de Gaza. El ejército dice que intenta alejar a los civiles antes de una fuerte campaña contra Hamas en el norte, donde afirma que los milicianos tienen extensas redes de túneles y lanzacohetes.
Hamas ha instado a la población a quedarse en sus casas y el ejército israelí publicó fotos el domingo que según dijo mostraban un bloqueo de carretera de Hamas que impedía circular hacia el sur.
Por tercer día, el ejército israelí anunció un corredor seguro para que la gente se trasladara de norte a sur entre las 8:00 de la mañana y el mediodía. Subrayó que más de 600.000 personas habían evacuado ya la zona de Ciudad de Gaza.
Se prevé que los hospitales en Gaza se queden sin combustible para los generadores en las próximas 24 horas, lo que ponía en peligro las vidas de miles de pacientes, según Naciones Unidas. La única central eléctrica de Gaza se apagó por falta de combustible después que Israel bloqueara por completo el territorio de 40 kilómetros (25 millas) de largo tras el ataque de Hamas.
La Organización Mundial de la Salud dijo que los hospitales están “desbordados” mientras la gente busca un lugar seguro. “Nos preocupan los brotes de enfermedades debido al desplazamiento masivo y la escasez de agua y saneamiento”, indicó. Cuatro hospitales en el norte de Gaza ya no funcionan y 21 han recibido órdenes israelíes de evacuar. Los médicos se han negado, afirmando que supondría la muerte de enfermos graves y recién nacidos conectados a respiradores.
La decisión israelí de cortar el suministro de agua, junto con la falta de combustible para bombas y estaciones de desalinización, ha causado desabastecimiento y puesto en riesgo a 3.500 pacientes en 35 hospitales de todo el enclave.
“Hace falta agua para garantizar las condiciones higiénicas en las alas de pacientes ingresados, en salas de operaciones y unidades de urgencias. Es esencial para la prevención de infecciones asociadas a hospitales y para la prevención de brotes en los hospitales”, afirmó la OMS.
La agencia de salud de Naciones Unidas dijo que había material de ayuda vital para 300.000 pacientes esperando a recibir luz verde para cruzar por Rafah.
En torno a un millón de personas —aproximadamente la mitad de la población de Gaza— ha abandonado sus casas en poco más de una semana. Algunos se dirigieron al sur, mientras que cientos de miles seguían cobijados en hospitales e instalaciones de la ONU en el norte, según Naciones Unidas. Viajar por Gaza es difícil y peligroso, hay carreteras destruidas e Israel abre ventanas de tiempo pequeñas para que los civiles viajen sin temor a bombardeos.
La agencia de la ONU para los refugiados palestinos dijo que se había visto obligada a racionar el agua en sus escuelas y otras instalaciones y daba a la gente apenas un litro (un cuarto) de agua al día para cubrir todas sus necesidades.
Israel ha dicho que no se levantará el asedio hasta que Hamas libere a todos los cautivos, aunque el Ministerio de Agua del país dijo que se había restablecido el agua corriente en “un punto específico” de Gaza, en un lugar a las afueras de la población sureña de Khan Younis. Cooperantes en Gaza dijeron no haber visto pruebas aún de que volviera a llegar agua.
Mientras tanto, el ejército israelí ordenó a la población que evacuara 28 poblaciones cerca de la frontera libanesa tras un creciente fuego transfronterizo entre Israel y el grupo armado libanés Hezbollah. La orden militar afectaba a las localidades en un espacio de 2 kilómetros desde la frontera.
La evacuación permitirá a las fuerzas israelíes actuar con más margen, dijo el contraalmirante Daniel Hagari, vocero militar. “Israel está lista para operar en dos frentes, e incluso más”, dijo. “Si Hezbollah comete el error de ponernos a prueba, la respuesta será letal”.
Milicianos de Hezbollah lanzaron cohetes y un misil antitanque el domingo e Israel respondió con ataques aéreos y artillería. El ejército israelí también reportó disparos en uno de sus puestos fronterizos. Al menos una persona murió en el lado israelí y varias resultaron heridas en los dos bandos.
Un dron israelí lanzó dos misiles el domingo por la noche en una colina al oeste de la localidad de Kfar Kila, en el sur de Líbano, según la estatal Agencia Nacional de Noticias. No se reportaron bajas en los ataques, que golpearon un centro militar libanés.
Hezbollah dijo en un comunicado que había lanzado cohetes hacia una posición militar en la localidad fronteriza norteña de Shtula en represalia por los ataques israelíes que mataron el viernes al camarógrafo de Reuters Issam Abdallah y el sábado a dos civiles libaneses. La milicia dijo que el incremento del fuego era una “advertencia” y no significaba que Hezbollah hubiera decidido entrar en la guerra.
El el puerto de Haifa, en el norte de Israel, el gobierno estadounidense empezó a evacuar a unos 2.500 ciudadanos estadounidenses por mar a Chipre. Las aerolíneas comerciales han suspendido en su mayor parte los vuelos al aeropuerto internacional israelí de Ben-Gurion, lo que hace muy difícil salir del país.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llegó a Israel por segunda vez en una semana, según el Departamento de Estado, tras completar una frenética gira por seis países árabes para impedir que los combates desencadenen un conflicto regional más amplio.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, también valoraba viajar a Israel, aunque no se habían concretado planes al respecto. En una entrevista televisada el domingo por la noche, Biden, que ha reiterado su apoyo a Israel, dijo sin embargo que sería un “gran error” que el país volviera a ocupar Gaza.
Los embajadores de Israel ante Estados Unidos y Naciones Unidas dijeron el mismo día que el país no busca una ocupación. Pero Israel hará “lo que haga falta para destruir las capacidades (de Hamas)”, dijo el embajador ante la ONU, Gilad Erdan, a la CNN.
Fuente: AP