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La obra de Cruz-Diez ‘fue una provocación a ver el mundo, teñirlo y matizarlo’

por actualidad

Foto AP

‘La relación que estableció Carlos Cruz-Diez a partir de su propuesta plástica, entre nosotros los espectadores y el color, nos permitió vivirlo, sentirlo, inundarnos y bañarnos con éste en sus salas de cromosaturación’, así describió el curador de arte Nelson Galvis, el legado del maestro del arte óptico, cuya partida física fue confirmada por sus familiares.

Galvis conoció muy de cerca, durante su larga trayectoria en Venezuela, a uno de los máximos exponentes del cinetismo, un hombre divertido, que creía de manera fiel en el establecimiento de un compromiso real con la creación artística. ‘Nos convirtió en artistas, nos dio una paleta, nos enseñó a ver el mundo como un gran lienzo blanco donde íbamos a estampar, a partir de nuestros pasos, toda la posibilidad de mezclar y conjugar el color y la vida’.

El museólogo manifestó que ‘tendría muchas cosas que contar porque tuve el privilegio de conocerlo personalmente y compartir con él’.

‘Su visión, su lenguaje y su propuesta se evidenciaron en el color. Le dio existencia. Pudo otorgarle un significado más allá, que enmarcaba la visión del mundo que nosotros podíamos tener’, afirmó.

A través de distintos canales, este domingo los parientes del maestro hicieron oficial la noticia de su adiós, ‘tenemos el inmenso dolor de anunciar el deceso de nuestro amado padre, abuelo y bisabuelo, Carlos Eduardo Cruz-Diez, ocurrido el día sábado 27 de julio de 2019 en la ciudad de París, Francia’.

‘Tu amor, tu alegría, tus enseñanzas y tus colores nos acompañarán por siempre’, agregaron.

Para Galvis, la obra de Cruz-Diez ‘fue una provocación constante a ver el mundo, teñirlo, matizarlo, pintarlo, recrearlo con una nueva visión; una visión siempre renovada’.

El también catedrático explicó que la posibilidad que brindó Cruz-Diez, al intervenir los espacios con todas sus fisicromías, ‘fue ciertamente un gran regalo, el regalo de crear’.

Además de su amplio nivel intelectual, Galvis recordó que la narrativa plástica, la producción artística y el lenguaje del referente del arte cinético, reunieron la participación de toda su familia. ‘El Taller Cruz-Diez en Caracas era una empresa familiar donde sus hijos, nueras y esposa participaban de alguna manera y tenían un rol importante en el desenvolvimiento de todas las producciones materiales de la propuesta del artista’.

Sus memorias evocan a un Cruz-Diez familiar y admirado, ‘todos estaban abocados con respeto y admiración. Fue la constitución de una organización familiar que les permitió tener una identidad y trascender, de la obra de uno, a la participación de todos’.

La obras del artista abarcaron ocho investigaciones: ‘Couleur additive, Physichromie’, ‘Induction chromatique’, ‘Chromointerférence’, ‘Transchromie’, ‘Chromosaturation’, ‘Chromoscope’ y ‘Couleur a l’Espace’. Hoy reposan en diferentes latitudes como Reino Unido, Francia, Panamá y su natal Venezuela.

Trasladar la obra y el pensamiento crítico de Cruz-Diez a las aulas es una necesidad, así como la continuidad de su incorporación a los espacios urbanos, a través de integraciones con la arquitectura. Galvis considera que ‘el camino que nos propone la cercanía al conocimiento nos hace ver y apreciar la cotidianidad y el hecho de que una obra de Cruz-Diez esté presente en nuestro ámbito cívico y en nuestro deambular constante, nos da herramientas y despierta la sed del conocimiento’.

‘Se trata de una pulsión muy clara para el crecimiento intelectual y cultural y para encaminarnos hacia el saber’, enunció.

Panamá

En 2009, la familia del maestro crea en Panamá el taller Articruz, responsable del montaje ‘Cruz-Diez: El color haciéndose’, una exposición que reposa en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), en la que se representan, a través de 39 obras, seis décadas de intensión creativa en manos del maestro.

‘LA GENIALIDAD SIEMPRE TIENE LA PARTICULARIDAD DE QUE EL PERSONAJE Y LA OBRA VIAJAN EN SINTONÍA Y ESTE ES UNO DE LOS LEGADOS QUE DEJA CRUZ-DIEZ’,

ARISTIDES UREÑA RAMOS

ARTISTA PLÁSTICO

Luz Marie Bonadies, directora del MAC, comentó que la partida del artista ‘es una gran pérdida para la humanidad, pero su memoria vivirá siempre en su obra, que ha impactado tremendamente en las artes y la ciencia explorando el fenómeno de la creación del color’.

‘Para el MAC Panamá es un honor contar con una muestra del maestro que abarca desde obras tempranas hasta recientes y que estará abierta al público hasta el 18 de agosto’, afirmó.

Mencionó que la relación entre Cruz-Diez y Panamá ‘es muy especial, por lo cual él encontró una enorme satisfacción en los últimos meses al hacer esta exposición en conjunto, incluso diseñó las ambientaciones cromáticas para el MAC él mismo’.

‘Nos unimos al sentimiento de la familia Cruz y a todas las miles de personas e instituciones alrededor del mundo que lamentan su pérdida física y celebran su vida y carrera’, agregó.

El reconocido pintor Aristides Ureña Ramos apuntó que la trayectoria de Cruz-Diez ha sido inspiración para muchos artistas. ‘Su aporte demostró que a través del color, es posible obtener sensaciones y emociones distintas’.

‘Esto es paralelo a lo que significa la representación abstracta a través de la no figuración y demuestra que se puede hacer arte de una forma sensible’, reiteró.

De acuerdo con Ureña, ‘su trabajo y experiencia, al igual que la de Jesús Soto, son muy interesantes porque amplían el panorama de la historia visiva con posibilidades diferentes a la simple representación’.

PASIÓN EN OBRA Y VIDA

El artista plástico estuvo estrictamente vinculado al estudio, aplicación y pensamiento en torno al color

Nombre completo: Carlos Eduardo Cruz-Diez

Nacimiento: 17 de agosto de 1926, Caracas, Venezuela

Ocupación: Artista plástico

Cónyuge: Mirtha Delgado

Resumen de su carrera: Cursó estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, institución a la que se incorporó como docente. Incursionó en el diseño, las artes gráficas y la publicidad. En 1945, se residenció en Nueva York, donde estudió Diseño y Publicidad. A partir de 1955, trabajó entre Caracas y París y en 1959, marcó el inicio de sus series Color aditivo y Fisicromías. En 1960, se residenció en París, sin perder contacto con su Venezuela natal, desarrollando las Inducciones cromáticas, las Cromointerferencias y las Transcromías Aleatorias. Al año siguiente creó las Cámaras de Cromosaturación, y para 1969 instaló el Laberinto de Cromosaturación, en el Boulevard Saint-Germain, en París. Es Miembro de Honor de la Academia Venezolana de la Lengua, Caracas y recibió el grado de Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor, París.

‘Con Cruz-Diez se pierde un gran talento y aporte. Fueron 95 años vividos a plenitud. Recuerdo cuando lo encontraba en Panamá con su sonrisa afable y con su pintura universal’, afirmó.

Destacó que tanto la personalidad como el trabajo del artista fueron conmovedores. ‘La genialidad siempre tiene la particularidad de que el personaje y la obra viajan en sintonía y este es uno de los legados que deja Cruz-Diez’.

Hasta luego

En 1978, Cruz-Diez ocupó el hall del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, de Caracas, con la obra ‘Cromointerferencia, ambientación de color aditivo’, creación que irónicamente destacaba espacios acordes con el nivel de desarrollo de una Venezuela pujante.

En 2,608 metros cuadrados, la obra se extiende a lo largo del piso y las paredes laterales del pasillo central del aeropuerto, en el primer nivel de la planta arquitectónica. Hoy, esta una instalación marcada por 40 años de juegos de colores, se ha convertido en símbolo del éxodo masivo en el país sudamericano.

En 2014, el diario El Nacional reseñó una entrevista en la que el artista aseguraba sentirse profundamente conmovido por la dualidad entre la intención de su obra y la realidad del entorno. ‘Cuánta desesperanza acompaña a los que sin ningún proyecto se ven obligados a abandonar su país. Ese testimonio nos demuestra cómo la obra de arte integrada al entorno se hace parte de nuestra historia’.

Tiempo después, Cruz-Diez partiría augurando que este lugar sería pronto un espacio para el reencuentro de quienes vuelvan a suelo natal. Durante una entrevista con la periodista Shirley Varnagy, el 15 de mayo de 2016, Cruz-Diez confesó que la obra tiene dos vertientes, ‘una muy dolorosa, que es el abandono del país y otra que representa el símbolo de algo profundamente humano y afectivo, que pocos países tienen’.

Compartió estar ‘convencido de que así como ha sido el lugar de partida, será el sitio del reencuentro y el regreso’.

 

 

Fuente: La Estrella de Panama

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