LA HABANA (AP) — Delegados gubernamentales colombianos y líderes guerrilleros se sentaron por tercer día a conversar sobre la paz, pese a las denuncias realizada por los rebeldes contra la policía del país sudamericano.
«Estamos trabajando duro por la paz, haciendo uso de un arma poderosa que es la verdad», dijo el comandante de la Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) y jefe de la delegación guerrillera Iván Márquez.
Márquez y el ex vicepresidente Humberto de la Calle, negociador jefe del gobierno, se sentaron por tercer día consecutivo para adelantar el segundo tramo de un proceso de paz.
La mesa fue instalada oficialmente en Oslo, Noruega el 18 de octubre pasado.
«Tenemos una fe inmensa, profunda, en la capacidad de movilización del pueblo de Colombia para lograr la paz que tanto anhelamos, que tanto deseamos todos», agregó Márquez.
Las palabras del dirigente dieron paso a una declaración leída por una guerrillera que denunció la presiones recibidas por las familias de miembros de la organización insurrecta por parte de policías de civil y a los que calificó de «repudiables métodos propios de guerra sucia y de los escuadrones de la muerte».
La Policía amenazó con quitarles las custodias de los menores a los parientes de guerrilleros que no colaboren con ellos.
Los rebeldes llamaron a los grupos de «defensa de derechos humanos y organismos internacionales, a incrementar el cuidado y la protección a los centenares de dirigentes revolucionarios y de líderes de organizaciones sociales amenazados por el Estado colombiano», agregó la declaración.
Las FARC arrancaron esta etapa de las conversaciones el lunes decretando un cese al fuego unilateral, una medida que no fue imitada por el gobierno.
Analistas y organizaciones de la sociedad civil saludaron la tregua pero el gobierno alegó que su misión no es humanizar la guerra, sino terminarla.
En septiembre la guerrilla y el presidente Juan Manuel Santos anunciaron que habían firmado un acuerdo marco de varios puntos con el objetivo de llegar a un acuerdo de paz.
La agenda pactada incluye temas que van desde los problemas agrarios —la cuestión que se debate ahora en la isla— pasando por el combate a las drogas ilícitas, hasta la reincorporación de los combatientes a la vida civil o el resarcimiento a las víctimas.
Aunque la mesa se instaló en Oslo la sede permanente será La Habana.
Paralelamente, un comunicado enviado por las FARC a medios de prensa extranjeros advirtió que la negociadora guerrillera de origen holandés Alexandra Nariño —cuyo nombre legal es Tanja Nijmeijer_, y uno de los principales rostros de los rebeldes por estos días, sufrió un suplantación de identidad en la red social de Twitter.
«Queremos dejar en claro que ella no participa en ninguna red social», expresó el texto.
Los negociadores no fijaron una fecha límite para las conversaciones, pero ambas partes indicaron que esperan sea un proceso ágil.
Fundadas en la década de los 60, las FARC cuentan con unos 9.000 miembros, según analistas.
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La corresponsal Andrea Rodríguez está en Twitter como: www.twitter.com/ARodriguezAP
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