“Cuando un régimen político recurre a nada más ni nada menos que asesinos y violadores, para utilizarlos hoy por hoy en función de lo que se define como la resocialización, es decir actividades que tiendan a volver al final de la condena a reinsertar a esos presos en la sociedad, pero esas actividades con la excusa de lo paracultural, terminan siendo un instrumento de organización de estas personas y de reclutamiento para que el gobierno los disponga, los tenga en función de sus propios intereses, puede culminar como la constitución de una estructura de personas sin valores éticos ni morales que pueden servir a fines oscuros del actual régimen”.
“De manera que una cosa es la resocialización, es decir, la reinserción de los presos una vez que salen en la sociedad y otra cosa es su utilización para fines que desconocemos, pero de hecho son sospechosos y constituyen una amenaza para la sociedad”.
“Lo dramático de esto es la explotación o el uso que se hace por parte del gobierno de estos personajes, que insisto, una cosa es resocializar, darles un oficio, una cosa es enseñarle valores y otra cosa es darle ventajas y prebendas, tanto dentro de la cárcel como a través de salidas, que hace que tengan una fidelidad con el régimen político actual con quienes hoy ejercen circunstancialmente el gobierno y que pueden ser usados, y de ahí la amenaza para la sociedad con alguna finalidad de persecución y de utilización, incluso hasta de sicarios, vamos a decirlo, porque estos son personajes que están al margen de la ley y que pueden ser utilizados cuando se les da este tipo de prebendas con cualquier finalidad”.