Michael Hernández, condenado en 2008 a cadena perpetua por el asesinato de un compañero de clase en 2004, a quien degolló en un baño del colegio de Miami Southwood Middle School, será sentenciado de nuevo en octubre próximo.
El Tribunal Supremo federal dictó en 2012 que los menores no pueden recibir una condena a cadena perpetua sin la posibilidad de solicitar la libertad condicional, incluso en casos de asesinato.
Y un tribunal de apelaciones del condado de Miami-Dade decidió que el joven tenía que volver a ser sentenciado debido a que era un menor cuando mató al otro estudiante.
Ahora, el juez encargado del caso puede imponer una segunda sentencia de cadena perpetua a Hernández, pero el dictamen del Tribunal Supremo «exige que el juez tenga en cuenta las diferencias» de un chico condenado respecto de otro y hasta qué punto las sentencias de cadena perpetua son irrevocables, recogió el canal Local 10.
En noviembre de 2008 un juez sentenció a cadena perpetua a Hernández, quien tenía entonces 18 años, acusado de haber asesinato a puñaladas en 2004 a su compañero de clase Jaime Gough en un baño del citado colegio.
En el juicio, el defensor de Hernández, Richard Rosembaum, argumentó que su defendido se hallaba en un estado de perturbación mental cuando cometió el crimen.
Los fiscales, pese a que reconocieron que el muchacho tenía problemas mentales, respondieron que el cuadro clínico que presentaba el joven de origen puertorriqueño no correspondía con la definición legal de demencia.
Hernández decidió declararse enfermo psíquico y rehusar la propuesta de la Fiscalía de aceptar una condena de 40 años de cárcel para evitar así una eventual sentencia a cadena perpetua si era declarado culpable, como así sucedió.
El adolescente confesó a la Policía en una declaración grabada en vídeo que asesinó a Gough en el baño de la escuela de secundaria de Miami.
Hernández apuñaló más de 40 veces y degolló con un cuchillo de sierra a Gough, de padre panameño y madre salvadoreña.
Los expertos que le examinaron indicaron en su momento que el muchacho sufría de esquizofrenia paranoica y de delirios.