“El papel que Chávez pueda jugar en todo el proceso político venezolano, en el proceso electoral, resulta fundamental. Si Chávez está en capacidad física y mental de participar en plenitud de condiciones, si puede hacerlo a distancia, quizás utilizando los medios de comunicación como él solo lo sabe hacer o si por el contrario la enfermedad lo limita a un punto en que él entiende que tiene que renunciar a sus aspiraciones, resultan puntos clave que van a determinar no solamente el resultado electoral sino obviamente el futuro del país a corto, incluso a mediano y largo plazo”.
“Ese manejo personalista que ha hecho Chávez de su propia enfermedad, convirtiéndose en el vocero de su mal, en el médico de su propio organismo y en el anunciador de todo lo que tiene o podría dejar de tener, lo que hace es incrementar la zozobra y pretende además, me imagino yo, confundir a una oposición que se había fijado en los últimos meses el escenario de enfrentarlo directamente, escenario que sin embargo se mantiene. En todo caso, lo peor que le podría pasar al país desde muchos aspectos, desde muchos puntos de vista y en este caso nos referimos únicamente al electoral, es que Chávez participe. Si Chávez participa tenemos asegurada la celebración de las elecciones y después los resultados hablarán por si mismos. Pero si Chávez no participa, si decide retirarse, pues surgen allí una serie de interrogantes sobre el futuro inmediato del país, entraríamos en la fase predictiva que no le conviene utilizar a un comentarista político”.
“Lo mejor que le podría pasar a la oposición es que el candidato fuera Diosdado Cabello, porque él es un perdedor profesional, incluso se conoce la experiencia fallida en su intento de ser reelecto en la gobernación del estado Miranda, donde resultó con una derrota considerable, nada menos y nada más que ante el actual candidato presidencial de la oposición y de buena parte del país que es Henrique Capriles Radosnki”.
