Virginia Occidental y Nebraska celebraban primarias este martes mientras una nueva encuesta mostraba a Hillary Clinton y Donald Trump cabeza a cabeza en tres estados clave para las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
Pese a su amplísima ventaja en la interna demócrata, Clinton debe aún derrotar al senador Bernie Sanders, quien se encaminaba a una cómoda victoria en Virginia Occidental.
Aún perdiendo, la ex secretaria de Estado seguirá acercándose cada vez más a la meta de los 2.383 delegados que son requeridos para obtener la investidura del partido para las elecciones generales de noviembre.
En efecto, Clinton ya cuenta con 2.224 delegados frente a los 1.448 que acumula Sanders.
Los republicanos también acudirán a las urnas en Virginia Occidental y Nebraska, aunque carecen de importancia, pues Trump se convirtió en el virtual candidato del partido para disputar la Casa Blanca, luego que sus rivales tiraran la toalla.
Los demócrata y los republicanos anunciarán formalmente a sus candidatos a la presidencia en sus respectivas convenciones, que tendrán lugar en julio, pero el choque Clinton-Trump se da ya como un hecho, en tanto un nuevo sondeo anticipa una batalla cerrada.
La ex primera dama y el magnate inmobiliario marchan cabeza a cabeza en Florida, Ohio y Pensilvania, tres estados clave, según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac.
Desde 1960, ningún candidato ha llegado a la Casa Blanca sin ganar al menos dos de esos estados.
«A seis meses de la elección, la carrera presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump está muy reñida»
Un candidato requiere 270 votos de los colegios electores para ganar la presidencia, pero con muchos estados ya definidos por uno y otro partido, la pelea se resume a algunas contiendas clave.
«A seis meses de la elección, la carrera presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump en los tres estados más cruciales –Florida, Ohio y Pensilvania– está muy reñida», dijo el subdirector de la encuesta, Peter Brown.
Candidatos impopulares
Clinton cuenta con un 43% de las intenciones de voto frente al 42% que cosecha Trump, tanto en Florida como en Pensilvania, mientras que el millonario ostenta una ventaja de cuatro puntos (43%-39%) en Ohio, según la encuesta realizada entre un millar de electores en cada estado, con un margen de error de +/-3 puntos.
Pero esa lectura podría ser imprecisa. La medición presupone un electorado más blanco que en pasadas elecciones –un grupo que apoya mayoritariamente a Trump- y desestima el crecimiento relativo del voto negro e hispano, dos partes integrales de la base de apoyo de Clinton.
En otra señal de una inusual carrera presidencial, ambos aspirantes cosechan altos niveles de impopularidad, pero son un poco más altos para Trump, una ex estrella de la telerrealidad que ha insultado a mexicanos, musulmanes y mujeres.
Ambos tienen una diferencia negativa entre quienes los apoyan y quienes los rechazan, rondando los -20 puntos. Son «cifras terribles», dijo Tim Malloy, subdirector del sondeo.
La encuesta también encontró que Sanders, el «demócrata socialista» que ha galvanizado a los jóvenes con su discurso antielitista, vencería a Trump en los tres estados si fuera el candidato presidencial demócrata.
«El establishment político se está poniendo nervioso»
El senador de Vermont tiene seis puntos de ventaja sobre Clinton en Virginia Occidental, un estado del este afectado por el desplome de la minería de carbón.
Aunque sus chances de ganar la nominación son casi nulas, el senador de 74 años, que derrotó a Clinton la semana pasada en Indiana, no tira la toalla y promete llevar su «revolución política» a las primarias de California, el 7 de junio.
«El establishment político se está poniendo nervioso», dijo Sanders el lunes en Sacramento, la capital de California.
Rebelión republicana
Con la salida de la carrera de los últimos rivales de Trump, John Kasich y Ted Cruz, los republicanos parecen haber evitado lo que prometía ser una crisis mayor en la convención de julio: una cruda pelea por la nominación frente a millones de personas.
Pero podrían enfilarse hacia otra confrontación.
Trump enfrenta una rebelión abierta de la dirigencia republicana, crítica de su retórica y verborragia altisonante y cambiante, cuando normalmente deberían dejar atrás la dura contienda de las primarias y unir filas hacia las elecciones generales.
En un episodio inusual, el presidente de la Cámara baja, Paul Ryan, anunció que «no estaba listo» para brindar su apoyo a Trump, exponiendo a las tribunas las disputas internas del partido.
Altas figuras como los ex presidentes George Bush padre y George Bush hijo indicaron que no asistirán a la convención, que tendrá lugar en Cleveland.
Pero Trump no ha dado señales de retroceder, desestimando la importancia de unificar el partido.
«Creo que sería mejor que estuviera unido. (…) Pero no creo que efectivamente tenga que estar unido en el sentido tradicional», afirmó el fin de semana.
Fuente: AFP