BRASILIA (AP) — La presidenta Dilma Rousseff firmó el miércoles el reconocimiento de tierras para comunidades de descendientes de esclavos fugitivos, conocidos como quilombos, y los incorporó a programas de apoyo productivo que les permitirán acceso a asistencia técnica y crédito.
Los títulos de tierra fueron otorgados a dos quilombos en el estado nororiental de Sergipe, al completar el proceso de reconocimiento de sus territorios, en los que viven unas 200 familias. La gobernante también firmó la declaración de «interés social» para los territorios de otras 11 comunidades, el primer paso para su titulación.
Los quilombos son comunidades formadas por descendientes de esclavos que huyeron de sus patronos e históricamente han enfrentado luchas por preservar sus tierras de presiones de terratenientes que buscan incorporarlas a sus haciendas.
«Los quilombolas (habitantes de los quilombos) no son sólo una parte de la sociedad brasileña, ellos representan un momento de la lucha de la población negra contra la esclavitud», declaró la presidenta Rousseff en una ceremonia para conmemorar el Día de la Conciencia Negra. Brasil abolió la esclavitud en 1888.
La mandataria agregó que «con acciones concretas vamos construyendo las condiciones para revertir la vulnerabilidad y exclusión que marca la historia de los quilombolas. La regularización de la tierra es la base para ese cambio».
El gobierno ha reconocido la existencia de 1.834 quilombos, aunque defensores de sus derechos aseguran que existen cerca de 5.000 en todo el país. De ellos, sólo 193 han recibido títulos de propiedad.
«Este decreto (de reconocimiento de tierras) es un avance, pero tenemos urgencia de avanzar en la demarcación de las tierras de nuestras comunidades para evitar los conflictos que hemos sufrido. Tenemos quilombolas presos por defenderse de invasores», advirtió Maria Rosalinda dos Santos, del quilombo Tapuya en el estado nororiental de Piauí, quien estuvo presente en la ceremonia.
La presidenta anunció también un programa valuado en 600 millones de dólares para identificar y delimitar los quilombos, que debe favorecer a unas 3.350 familias en 26 comunidades.
El programa lanzado por Rousseff prevé también la incorporación de los quilombos en el programa de apoyo a la agricultura familiar, lo que abre la posibilidad de que tengan acceso a crédito y líneas de comercialización de sus productos.
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