El fin de las restricciones al asilo impuestas durante la pandemia podría enviar una nueva oleada de solicitantes de asilo hacia la ciudad de Nueva York, un lugar que durante mucho tiempo se ha enorgullecido de acoger a las masas que anhelan libertad. Pero mientras los inmigrantes se concentraban en la frontera sur de Estados Unidos, el alcalde Eric Adams advertía que su ciudad no podría dar cabida a la previsible afluencia.
Las autoridades municipales, que esperan recibir autobuses cargados de inmigrantes procedentes de Texas y otros estados fronterizos, han estudiado la posibilidad de alojar a los recién llegados en hangares, un hipódromo, gimnasios o incluso tiendas de campaña en Central Park. Otros podrían acabar en la calle, temen los activistas, a pesar del compromiso de la ciudad, ordenado por un tribunal, de proporcionar a todos los residentes acceso a un lugar donde alojarse.
Ante lo que describió como una “crisis humanitaria”, Adams, un demócrata, ha tomado una serie de medidas destinadas a aliviar la presión sobre el saturado sistema de albergues de la ciudad para personas sin hogar.
El miércoles por la noche suspendió temporalmente parte de la antigua ley neoyorquina que garantiza alojamiento a todos los residentes. Unas horas más tarde, envió a unas dos docenas de inmigrantes en autobús a un hotel de la ciudad de Newburgh, al norte del estado, haciendo caso omiso a la oposición de los dirigentes locales.
La “estrategia de descompresión” de Adams supone la última escalada en la lucha de la ciudad por atender a decenas de miles de inmigrantes, muchos de los cuales han llegado en el último año en autobuses enviados por el gobernador de Texas, Greg Abbott.
Otras ciudades de tendencia demócrata, como Chicago y Denver, también han tenido que lidiar con un número creciente de inmigrantes y con cómo proporcionarles alimentos, medicinas y refugio sin una financiación federal significativa.
Mientras el gobierno de Biden se preparaba para levantar el jueves por la noche las restricciones conocidas como Título 42, una norma de la era del COVID que permitía al gobierno expulsar rápidamente a los migrantes a través de la frontera sur, muchos esperaban que las cifras aumentaran aún más.
Adams dijo que, en las últimas semanas, la ciudad de Nueva York ha estado registrando la llegada de 500 migrantes al día. Más de 61.000 han solicitado servicios a la ciudad en los últimos 12 meses. Una vez que cambien las normas, “podríamos recibir a miles de personas al día en nuestra ciudad”, indicó Adams el jueves.
En los últimos días, las autoridades han tratado de convencer a las organizaciones sin ánimo de lucro y a los empresarios para que busquen espacios donde alojar a los inmigrantes, al tiempo que han pedido a los trabajadores municipales que ayuden a recibir a los solicitantes de asilo, según personas familiarizadas con la iniciativa.
La ciudad también ha recurrido al sector inmobiliario, incluido el propietario del edificio Flatiron, que rechazó las peticiones de convertir el emblemático rascacielos en un refugio, informó el New York Times.
En una conferencia de prensa celebrada el jueves, Manuel Castro, comisionado para asuntos de los inmigrantes, dijo que la ciudad “ya no puede acoger físicamente a las personas que solicitan un refugio de emergencia”.
Tal admisión intensificó los temores entre algunos acerca de la capacidad de la ciudad para cumplir con su compromiso de derecho a la vivienda, un acuerdo ordenado por la corte que durante décadas ha exigido a la ciudad albergar a cualquier persona sin un techo sobre su cabeza. En virtud de una orden ejecutiva firmada por Adams, la ciudad ya no tiene que cumplir un plazo estricto para proporcionar ese refugio.
La Sociedad de Asistencia Legal y la Coalición para las Personas sin Casa condenaron el cambio, advirtiendo que podría “obligar a las familias con niños a languidecer en el centro de acogida de la ciudad durante largos periodos”.
La ciudad también ha enfrentado oposición en sus primeros esfuerzos por enviar a los inmigrantes fuera de la ciudad. En el condado Rockland, las autoridades locales consiguieron una orden judicial temporal que prohibía a la ciudad alojar a los inmigrantes en un hotel del condado.
Después de que dos docenas de inmigrantes llegaran a un hotel de Newburgh el jueves, el administrador del condado Orange, el republicano Steven Neuhaus, culpó a Adams de un “desastre desorganizado” y prometió conseguir su propia orden judicial.
En declaraciones a la prensa el jueves, la gobernadora de Nueva York, la demócrata Kathy Hochul, dijo que la ciudad se enfrentaba a una “situación insostenible”. Pero dijo que también entendía el estrés al que se enfrentaban los administradores condales y su decisión de rechazar el envío de autobuses llenos de migrantes.
“Nuestro punto de vista es seguir trabajando con los condados, pero centrándonos realmente en seguir apoyando al alcalde Adams, porque está recibiendo la peor parte de esto”, señaló Hochul.
Ilze Thielmann, que dirige un grupo que proporciona recursos a los inmigrantes recién llegados, dijo que su equipo de voluntarios llevaba meses preparándose para el fin del Título 42. Se pregunta por qué parecía que otros niveles de gobierno no habían hecho lo mismo.
“En una ciudad con muchos edificios y muchos seres humanos y muchos hoteles vacíos”, indicó. ”¿Cómo puedes decir que te has quedado sin espacio?”
Fuente: AP