KABUL, Afganistán (AP) — Al menos 13 personas murieron en Afganistán por una bomba caminera dirigida contra agentes de policías y un ataque contra un convoy de artificieros, indicaron el viernes las autoridades en dos ataques separados atribuidos a los talibanes mientras las tropas extranjeras preparan su retirada.
En la provincia occidental de Ghor, siete agentes de policía murieron al estallar una bomba situada junto a la carretera en el distrito de Charsada, indicó el viernes el gobernador de la provincia. La explosión del jueves se vio seguida por cuatro horas de combate entre milicianos talibanes y agentes de policía, en las que murieron ocho sospechosos.
Rahmati dijo que las autoridades creen que los talibanes colocaron otras bombas en carreteras de la zona, por lo que los envíos de suministros a la región se harían por aire. Los artefactos explosivos situados juntos a los caminos son una gran amenaza para civiles y fuerzas de seguridad en Afganistán.
Antes, el jueves por la mañana, combatientes talibanes emboscaron a un convoy de artificieros que viajaba por la provincia de Herat, cerca de la frontera con Irán, matando a seis personas, indicó el jefe de policía Abdul Sami Qatra. Los milicianos secuestraron a dos artificieros, indicó el oficial.
Tres de los expertos trabajaban para la organización británica HALO, especializada en retirar minas peligrosas y otros artefactos que quedan atrás después de conflictos.
Después de 30 años de guerra y conflicto casi continuos, Afganistán es uno de los países más minados del planeta.
Aunque los talibanes colocan minas y bombas junto a los caminos, normalmente no interfieren con el trabajo de los artificieros civiles que trabajan para despejar tierras de cultivo y otros terrenos públicos de viejos explosivos. Sin embargo, ocho expertos en explosivos murieron en un ataque el pasado junio en la provincia oriental de Logar.
Los talibanes han intensificado su ofensiva de primavera, en un intento de socavar al gobierno apoyado por Occidente mientras las tropas extranjeras preparan su retirada del país a final de año. Los ataques también coinciden con la visita del secretario de Estado estadounidense, John Kerry, que esperaba desactivar la crisis en torno a las elecciones presidenciales para encontrar un sucesor al presidente saliente, Hamid Karzai.
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