BEIJING, China (AP) — El vicepresidente de China, Li Yuanchao, viajará esta semana a Corea del Norte para asistir a las conmemoraciones por el fin de la Guerra de Corea tras un periodo de tensas relaciones entre ambos vecinos comunistas.
Li será el funcionario chino de más alto rango que haya visitado Corea del Norte desde la asunción de Kim Jong Un como gobernante de ese Estado pobre y de régimen radical. Kim Jong Un ascendió al poder tras la muerte de su padre en diciembre de 2011.
La visita, que se extenderá de jueves al domingo, confirma la tendencia a un calentamiento en las relaciones entre Pyongyang —que está profundamente aislado— y Beijing, su único aliado, crucial fuente de asistencia económica.
De acuerdo con el comunicado que difundió el Ministerio del Exterior en su página de internet, Li visitará el país con motivo del 60 aniversario de la conclusión de la Guerra de Corea (de 1950 a 1953), en la que China peleó al lado del Norte contra las fuerzas de las Naciones Unidas que encabezaba Estados Unidos.
Esa historia compartida, en la que las fuerzas que envió Mao Zedong posiblemente salvaron de la aniquilación al régimen norcoreano, ha constituido el remedio automático a periodos de ambivalencia cercana a la animosidad entre las partes.
Más recientemente, Beijing estaba profundamente disgustado de las acciones de Pyongyang tras la ascensión de Kim al poder —entre éstas lanzamientos de cohetes, una prueba nuclear y discursos belicistas— todo lo cual había incrementado las tensiones con Corea del Sur y Estados Unidos.
Beijing consideró esas acciones una afrenta a sus intereses en la estabilidad regional y mostró su disgusto al sumarse al apoyo de Estados Unidos a sanciones de la ONU y cancelar negocios con el Banco de Comercio Exterior de Corea del Norte.
Pyongyang también frustró a Beijing al rehusarse a aceptar reuniones de alto nivel y enfureció a la ciudadanía china al detener a una tripulación de pesca del gigante asiático.
Esta situación causó una ausencia inusual de contactos de alto nivel que duró medio año y terminó cuando Pyongyang envió a uno de los aliados cercanos de Kim a Beijing para reafirmar los vínculos estrechos tradicionales y manifestar el compromiso de Corea del Norte de sumarse a las conversaciones de seis países sobre desarme nuclear que organiza Beijing.
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