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EEUU: Probable que Congreso frustre al presidente

por actualidad

WASHINGTON (AP) — Sin importar quién sea el próximo mandatario de Estados Unidos, probablemente hallará que el nuevo Congreso seguirá siendo lo que el actual ha sido para el presidente Barack Obama: un dolor de cabeza.

Meses de discursos, saturación de anuncios televisivos, incontables eventos y más de 2.000 millones de dólares en gastos de campaña se están conjuntando para producir un nuevo Congreso sorprendentemente similar al que existe ahora: una Cámara de Representantes que los republicanos controlarán por un margen de ventaja de unos 50 escaños, y un Senado al mando de los demócratas por una diferencia muy pequeña.

Los republicanos iniciaron este año pensando que se apoderarían del control del Senado porque sólo están defendiendo 10 de los 33 escaños en juego el día de las elecciones. Eso parece improbable ahora gracias a las controvertidas declaraciones sobre la violación sexual efectuadas por candidatos republicanos en Misurí y Nevada, el retiro de la popular senadora Olympia Snowe de Maine, y las firmes campañas orquestadas por los demócratas que ocupan las bancas de Florida y Michigan.

Parece casi seguro que los demócratas no lograrán ganar los 25 escaños que necesitan para controlar la cámara baja, y cuando mucho podrían obtener un puñado de distritos. Después de que los republicanos ganaron gobernaciones y legislaturas estatales en los comicios de 2010, su partido tuvo mayor capacidad para reorganizar nuevas líneas distritales que reflejan el censo más reciente con el fin de proteger a sus miembros que ocupan puestos de elección popular y poner a los integrantes demócratas de la Cámara de Representantes en terreno menos amistoso.

«Mi percepción es que nadie obtendrá un mandato popular a partir de esto (las elecciones)», dijo el lunes Matt Mackowiak, consultor republicano. «Y es evidente que vamos a tener un gobierno dividido. Y eso va a hacer que los próximos dos años sean muy difíciles».

Como resultado, un Obama reelecto probablemente tendría continuos choques con el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, en torno a los impuestos, la estimulación de la economía, la lucha contra la creciente deuda nacional y otros asuntos.

Ello aseguraría también límites a lo que el mandatario podría lograr en el Senado, donde los republicanos, aunque son la minoría, podrían seguir utilizando tácticas dilatorias para bloquear proyectos de ley que no puedan obtener 60 votos en la cámara de 100 integrantes.

Desde luego, un Romney victorioso tendría menos choques que Obama con la cámara baja. Sin embargo, enfrentaría aún más problemas con un Senado encabezado por los demócratas, donde el líder de la mayoría Harry Reid podría negarse incluso a debatir piezas importantes en la agenda republicana.

Para Romney sería crucial que su partido capturara una mayoría en la cámara alta en las elecciones del martes, o incluso un empate 50-50, porque entonces el vicepresidente Paul Ryan podría ser el fiel de la balanza en las votaciones empatadas.

Las normas del Senado permiten un proceso especial llamado «reconciliación» que les permitiría a los líderes aprobar proyectos de ley para disminuir el déficit, sobre los impuestos y otros temas por una simple votación de mayoría, con lo que evitarían la amenaza de tácticas dilatorias.

Los demócratas controlan el Senado actual 53 a 47, incluidos dos independientes que los apoyan. Los republicanos encabezan la Cámara de Representantes 242 a 193, con cinco vacantes.

Copyright 2012 The Associated Press.

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