Yasiel Puig y Yulieski Gurriel están acostumbrados a competir uno contra el otro. Entre el 2008 y el 2011, los dos astros cubanos coincidieron en la Serie Nacional de Cuba. En aquel entonces, Puig empezaba a causar sensación como jardinero en el equipo de Cienfuegos, mientras que Gurriel ya se había establecido como el antesalista estelar de la novena de Sanctí Spíritus.
Ahora que ambos se encuentran en Grandes Ligas, Puig y Gurriel han reanudado tanto la amistad como la rivalidad que comenzó en su tierra natal. Durante el pasado receso de temporada — el primero de Gurriel en los Estados Unidos tras haber firmado con los Astros en junio del 2016 — incluso se reunieron en varias ocasiones en Miami, donde ambos viven, para jugar videojuegos.
«Tuvimos la posibilidad de jugar varias veces y yo de ganarle, como siempre», bromeó Gurriel, quien a sus 33 años de edad es seis años mayor que Puig.
A partir del martes, los compatriotas volverán a medir fuerzas. Esta vez, será en la 113ra Serie Mundial, protagonizada por los Dodgers de Puig y los Astros de Gurriel.
«Me siento muy contento y orgulloso de tener a un compatriota en el otro equipo también luchando por lo más grande que tiene el béisbol, que es la World Series y el trofeo», dijo Puig. «Si no es él, soy yo, pero estamos luchando para dar lo mejor de nosotros aquí».
Puig y Gurriel se encontraban en distintas etapas de sus carreras cuando llegaron a Grandes Ligas. Puig tenía 21 años cuando logró desertar de Cuba y 22 cuando hizo su debut como ligamayorista con Los Ángeles. De su parte, Gurriel ya tenía 32 años de edad al momento de firmar con los Astros por cinco años y US$47.5 millones y debutó con el equipo grande esa misma temporada.
La trayectoria de Puig como ligamayorista ha sido una de altas y bajas. Tras firmar con los Dodgers por siete años y US$42 millones en el 2012, el jardinero desató una especie de «Puigmanía» con su producción ofensiva en su temporada de novato en el 2013. Pero la falta de disciplina y mala conducta del cienfueguero provocaron que el equipo lo enviara a ligas menores el año pasado luego de un intento fallido por canjearlo.
No obstante, esta temporada, tanto Puig como Gurriel han sido piezas claves del éxito de sus respectivos equipos.
Luego del escarmiento que recibió, Puig tuvo lo que considera su mejor campaña en la Gran Carpa en el 2017, al finalizar con promedio de .263, 28 cuadrangulares y 74 remolcadas en 152 partidos. En estos playoffs, batea .414 con un jonrón y seis carreras empujadas en ocho juegos.
De su parte, en su primera temporada completa en Grandes Ligas, Gurriel registró promedio de .299 con 18 vuelacercas y 75 carreras empujadas en 139 juegos. El veterano llega a la Serie Mundial bateando .366 con cuatro remolcadas y tres carreras anotadas en esta postemporada. Ha hecho todo eso a la vez que se ha adaptado a una nueva posición, la primera base.
«Siempre supe que él todavía tenía todas esas habilidades», dijo Puig acerca de Gurriel. «La gente estaba diciendo que ya estaba mayor, pero cuando tu juegas pelota y naces con esto, no importa la edad que tengas. Sigue siendo un excelente bateador y por eso siempre lo he admirado, cuando jugaba en Cuba y más ahora que juega aquí en la misma liga que estoy jugando yo».
Además de su proeza con el bate, a Puig se le conoce por sus excentricidades en el terreno de juego, como pasarle la lengua a su bate y hacer bat flips cuando conecta sencillos. Gurriel es más reservado, pero llama la atención con su cabellera, que le ha ganado el apodo «La Piña».
Al preguntársele a Gurriel acerca del estilo particular de Puig, queda claro que la admiración es mutua.
«Es una persona muy carismática», dijo Gurriel. «Muy agresivo. Tiene esa personalidad. Con eso se nace y por eso es que ha tenido tanto éxito».
Fuente: LasMayores.com