Foto de Alejandro Villegas / Actualidad Media Group
Un montón de emociones invadieron a Dwyane Wade cuando arribó este jueves al American Airlines Arena, rodeado por una nube de fotógrafos y reporteros, y se sentó por primera vez en el camerino visitante.
Antes en medio de esa confusión atendió a los periodistas, los mismos que le acompañaron noche tras noche, practica tras práctica a lo largo de sus 13 temporadas en Miami.
“Cuando entré todo iba bien hasta que he llegado al camerino visitante, es diferente”, dijo Wade. “Quiero saltar a la cancha y ver de nuevo las tres banderas de campeonato y recordar lo que logré.”
Luego vinieron las voces, los recuerdos, a la vez que se ponía la camiseta de los Bulls y calentaba frente a su equipo de toda la vida, el Heat de Miami.
No faltó el abrazo a los que fueron sus compañeros de equipo, ni su deseo de atender a toda una afición que, por demás, sigue siendo suya.
Aquí logró todo y, aunque él no lo reconozca, nunca debió irse de Miami. Mereció darse una gran despedida como la de Tim Duncan o Kobe Bryant, quienes al igual que él ganaron sus anillos como el mismo equipo.
Al Heat han venido enormes jugadores como Shaquille O’Neal, LeBron James, Chris Bosh, Ray Allen y siempre fue el equipo de Dwyane Wade como lo bautizó Shaq, y mucho me temo que lo seguirá siendo por mucho tiempo su equipo.
En el AAA, la que fue su casa hasta este verano, flotaba un aire de nostalgia y sin dudas el firme deseo de que regrese, a pesar que sus rodillas ya tienen 34 años.
Tal vez por eso Pat Riley no lo tenía entre sus prioridades, o al menos así lo entendió Wade, quien no soportó ser un año más el perjudicado salarialmente y buscó otros horizontes, recalando finalmente en Chicago, su ciudad natal.
Wade sintió que no se le respetaba lo suficiente, que siempre tenía que ser él que se cedía, el que esperaba, a pesar de ser la cara del Heat se cansó de ser un sentimental y se marchó, y esa es la pena.
Ver a Wade con el uniforme de los Bulls resultó cuanto menos chocante.
Escrito por: Pedro González / elNuevoHerald.com