El secretario de Estado Rex Tillerson indicó el domingo que Estados Unidos sigue analizando la posibilidad de restringir la venta de petróleo venezolano.
Durante su visita a Buenos Aires, el funcionario dijo que Washington quiere unas “elecciones libres, imparciales y verificables” en Venezuela, y desea aplicar suficiente presión para poner fin a la crisis en el país sudamericano. El gobierno en Caracas ha enfrentado críticas generalizadas por su decisión de convocar a elecciones presidenciales bajo condiciones que los opositores consideran son muy favorecedoras para el presidente Nicolás Maduro.
Sin embargo, Tillerson también señaló que quiere encontrar la forma de mitigar el impacto negativo que las sanciones tendrían en las compañías estadounidenses de petróleo, y en otros países de la región que dependen del crudo venezolano.
“La situación se está volviendo bastante grave en Venezuela, así que uno de los aspectos a considerar para sancionar el petróleo es qué efecto tendría en el pueblo venezolano, y si es una medida que pudiera llevar esto a su fin, a un fin más rápido”, indicó el secretario de Estado. “No hacer nada para acabar con esto es también pedirle al pueblo venezolano que sufra mucho más tiempo”.
Venezuela tiene las mayores reservas petroleras del mundo y es el tercer proveedor más grande de Estados Unidos. La industria estadounidense del petróleo dice que una prohibición a las importaciones de crudo venezolanas dañaría los empleos de Estados Unidos e incrementaría los costos de la gasolina.
Pero sanciones de ese tipo también representan una gran amenaza para Maduro. A pesar de toda su retórica anticapitalista, Venezuela continúa dependiendo en gran parte de las exportaciones de petróleo a Estados Unidos, específicamente para la importación de comida y medicamentos, los cuales son escasos debido a que los precios del crudo se han desplomado y la enorme inflación erosiona su economía.
“Esto está bajo estudio, está bajo consideración”, dijo Tillerson sobre las potenciales sanciones.
“Hemos tenido intercambios en la Ciudad de México, los hemos tenido hoy, y creo que el punto es que todos nosotros en la región queremos ver que Venezuela vuelva a apegarse a su Constitución”, expresó Tillerson, quien se encuentra en una gira de seis días por Argentina, Colombia, Panamá, Perú, México y Jamaica.
El mes pasado, la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela ordenó que las elecciones presidenciales se lleven a cabo a fines de abril, meses antes de la fecha en que tradicionalmente se efectúa la votación presidencial en el país.
En una conferencia de prensa conjunta con Tillerson, el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Jorge Faurie, dijo que “no reconocemos el proceso político y la deriva autoritaria que ha tenido Venezuela”, ni a la Asamblea Constituyente. Agregó que Argentina está en contra de la restricción a las libertades y de las prohibiciones impuestas a los líderes opositores bajo el gobierno de Maduro.
“Estamos siempre atentos a toda la situación que se genera en Venezuela, y ahora ha derivado a una emergencia sanitaria y humanitaria de proporciones realmente extraordinarias”, aseveró Faurie.
Tanto Tillerson como Faurie señalaron que habían acordado trabajar juntos para evitar que el grupo extremista libanés Jezbolá recaude dinero en Argentina y en otros países de Latinoamérica.
Los fiscales argentinos creen que Jezbolá e Irán son los responsables del atentado de 1992 en la embajada de Israel en Buenos Aires, y del atentado de 1994 _el peor ataque terrorista en Argentina_ en un centro de la comunidad judía en el que murieron 85 personas.
“En específico conversamos sobre la presencia del libanés Jezbolá en este hemisferio, el cual está vertiendo fondos, obviamente para apoyar sus actividades terroristas”, dijo Tillerson. “Así que es algo que ambos acordamos que necesitamos atacar y erradicar”.
La semana pasada, el gobierno de Donald Trump acusó al gobierno del presidente sirio Bashar Assad de producir y hacer uso de “nuevos tipos de armas” para liberar sustancias químicas mortales, a pesar de haberse comprometido a poner fin a ese programa en 2013. Funcionarios del gobierno dijeron que Estados Unidos intenta hallar una nueva forma de responsabilizar a los usuarios de armas químicas y que busca la cooperación de Rusia, la cual apoya a Assad, para presionarlo a que ponga fin a los ataques con dichas armas.
Tillerson indicó que a Estados Unidos le preocupan “los informes sobre el uso de cloro, en particular” y otros usos potenciales de armas químicas para atacar a civiles, incluidos menores.
“Estamos examinando la situación cuidadosamente”, añadió.
“Le hemos pedido también a Rusia que cumpla con su papel como el responsable de eliminar las armas químicas del régimen sirio”, dijo el secretario, y aseveró que Estados Unidos ha exhortado a Moscú a que deje de vetar las resoluciones de las Naciones Unidas necesarias para la investigación internacional de tales casos.
Fuente: Associated Press