La sonda Juno de la NASA hizo hoy historia al llegar a la órbita de Júpiter tras cinco años de misión, y se convirtió en el vehículo que más se aproxima al gigantesco planeta gaseoso, con el objetivo de descifrar sus enigmas y descubrir más sobre el origen del sistema solar.
Hacia las 03:54 GMT del martes, la sonda impulsada por energía solar se incorporó a la órbita de Júpiter, culminando una misión que comenzó en agosto de 2011 y que busca despejar numerosos interrogantes sobre el mayor planeta del sistema solar, tan enorme que en él podría caber la Tierra más de mil veces.
«Ésta es la hazaña más difícil que ha conseguido jamás la NASA», dijo Scott Bolton, el principal investigador de la misión, al resto de su equipo en Pasadena (California) cuando se confirmó el éxito de la maniobra de entrada en órbita.
La nave, no tripulada y del tamaño de una cancha de baloncesto, ya hizo historia en enero al convertirse en la sonda impulsada por energía solar en llegar más lejos en el espacio, a alrededor de 793 millones de kilómetros del Sol.
Durante los próximos 20 meses, la sonda dará 37 vueltas a la órbita de Júpiter para ayudar a mejorar la comprensión de los primeros momentos del sistema solar, al revelar el origen y la evolución de su mayor planeta.
Juno es la primera sonda diseñada para operar en el corazón de los cinturones de radiación de Júpiter, la primera en llegar a 2.575 kilómetros de sus nubes superiores y la que tomará las imágenes con mayor resolución vistas nunca del planeta gigante.
Ahora que se ha completado la larga y complicada maniobra de inserción en la órbita de Júpiter, la sonda se aproximará a las nubes superiores del planeta cada 14 días hasta culminar la misión en febrero de 2018, cuando está previsto que choque intencionadamente en la atmósfera del planeta y se destruya.
Se trata del proyecto más ambicioso en Júpiter desde que la nave Galileo de la NASA entró en su órbita en 1995 y permaneció allí ocho años, lo que permitió descubrir que el brillante planeta tenía vientos fuertes y que sus anillos se formaron a partir de partículas de polvo llegadas de las lunas circundantes.
Pero Juno orbitará por primera vez los polos de Júpiter, algo que Galileo no hizo y que proporcionará nuevas respuestas a los misterios sobre su núcleo, composición y campo magnético.
La sonda estadounidense será también la primera en observar lo que hay debajo de las densas nubes del planeta, por lo que la misión lleva el nombre de la diosa Juno, hermana y esposa de Júpiter, que según la mitología romana, podía ver a través de las nubes.
Según la agencia espacial estadounidense (NASA), esta misión ayudará a comprender «cómo se formaron los planetas gigantes y el papel que jugaron en la formación del resto del sistema solar».
Los planetas gigantes, también llamados exteriores o gaseosos, son aquellos que están situados más allá del cinturón de asteroides, es decir, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Júpiter fue probablemente el primero de los planetas en formarse alrededor del Sol porque contiene muchos de los mismos gases ligeros de los que está hecho el astro, hidrógeno y helio, según la NASA.
Para estar compuesto principalmente de hidrógeno y helio, Júpiter se debió haber formado mientras había muchos de esos gases ligeros alrededor, es decir, cuando el sistema solar era joven.
La misión de Juno tiene una inversión total de 1.300 millones de dólares y es la segunda sonda diseñada por el programa de la NASA «New Frontiers», tras «New Horizons», que se aproximó a Plutón en julio de 2015 después de nueve años y medio de travesía espacial.
Juno, la primera sonda que orbita de polo a polo un planeta exterior (los que están más allá del cinturón de asteroides), pesa 3.625 kilos en total y su cuerpo principal mide 3,5 metros de alto y de diámetro.
La mayor parte de ingenios espaciales que se aventuran tan lejos del Sol necesitan usar energía nuclear para continuar, pero Juno es capaz de generar suficiente energía gracias a sus tres enormes paneles solares, de nueve metros de largo cada uno.
Con sus instrumentos científicos, Juno investigará la existencia de un núcleo planetario sólido, examinará el intenso campo magnético de Júpiter, medirá la cantidad de amoniaco en la atmósfera profunda y observará las auroras del planeta.
Además, identificará cuánta agua tiene la atmósfera de Júpiter, lo que ayudará a determinar qué teoría sobre la formación del planeta es la correcta o si es necesario elaborar nuevas teorías.
La nave lleva tres peculiares «tripulantes», unas figuritas Lego de aluminio que representan al dios romano Júpiter, su esposa Juno y el astrónomo italiano Galileo Galilei, descubridor de varias de las lunas de Júpiter, con los que la NASA quiere atraer la atención de los niños hacia el espacio, la ciencia y la ingeniería.
Fuente: EFE