“El virus utiliza muchas proteínas, muchas estructuras de las células para replicarse, son esenciales para que el virus pueda multiplicarse. Pero quiero poner una nota de cautela, el descubrimiento básico como el que anunciaron los españoles, hasta que ese descubrimiento se pueda traducir hacia un procedimiento que podamos utilizar en los pacientes pasa mucho tiempo. De manera que hay que tener paciencia y entender que el proceso de transformación de la ciencia básica a la aplicación en salud pública es muy largo”.
“El virus del SIDA, el HIV se descubrió en el año 83, 84 y cuando se descubrió todos pensábamos que una vacuna se desarrollaría muy rápidamente, porque los virólogos han sido muy exitosos en producir vacunas. En ese momento, en esos años, no sabíamos qué tan difícil es desarrollar una vacuna contra el SIDA porque el virus básicamente interfiere con la respuesta inmunológica en las personas infectadas, y también el virus cambia con mucha frecuencia, muta. De manera que es lo que llamamos en inglés un moving target. Desde ese momento, el año 84 ha habido muchísimos esfuerzos para desarrollar una vacuna y la mayoría no han dado resultados positivos”.
“La buena noticia la tuvimos hace 3 años, en el 2009, cuando una prueba que se llevó a cabo con 16 mil voluntarios en Tailandia, nos demostró que esa vacuna protegía contra la infección del VIH. El problema es que la protección es relativamente baja, de tan solo un 31% y una vacuna para que la utilicemos en programas de salud pública debe tener una eficacia más alta por lo menos 70%”.
“Años atrás la infección por VIH era prácticamente una sentencia de muerte, ya no es cierto hoy en día. Hoy en día si se hace el diagnóstico temprano y se instaura la terapéutica apropiada temprano, la expectativa de vida de un paciente infectado con HIV es prácticamente similar a las personas que no están infectadas”.
