DETROIT, Michigan, EE.UU. (AP) — Este no fue el libreto que los Tigres de Detroit habían previsto para la Serie Mundial, sobre todo tras despachar sin piedad a los Yanquis de Nueva York, con Justin Verlander a la cabeza de una rotación dispuesta con el orden que apetecían y todo un pelotón de toleteros que se relamían para hacerse festín con un par de abridores que eran interrogantes.
En cambio, los Gigantes de San Francisco están arriba 2-0 tras rasguñar sus victorias con una mezcla de pitcheo dominante, el rugido de tres jonrones de Pablo Sandoval y una defensa inmejorable.
Los Gigantes pueden señalar al desenlace del segundo juego como ejemplo de que no es tan necesario contar con el ganador de la Triple Corona y otros artilleros cuando te las arreglas para anotar tus únicas dos carreras mediante una roleta de doble matanza y un elevado de sacrificio.
«No era lo que esperábamos», dijo Miguel Cabrera, el ganador de la Triple Corona y quien se fue de 5-1 con una remolcada por los Tigres en los dos primeros juegos en San Francisco. «La realidad es que no nos están saliendo las cosas. Debemos dar un giro de 180 grados».
El Clásico de Otoño se traslada el sábado a Detroit y el panorama para los dueños de casa no es alentador.
De los 52 equipos que tomaron una ventaja de 2-0 en la Serie Mundial, 41 se alzaron con el título. Esa cuenta incluye a 14 de los últimos 15 con esa ventaja. San Francisco siguió ese patrón en 2010, al ganar los dos primeros juegos en su estadio y después dos de tres en la casa de los Rangers de Texas para consumar el primer campeonato de la franquicia desde 1954.
«No estoy seguro, no he hecho estudios al respecto, pero estadísticamente estar arriba 2-0 es siempre mejor que 1-1 ó 0-2. Nada más especulo», señaló con una buena pizca de ironía el relevista de los Gigantes Jeremy Affeldt.
Los papeles ahora están a la inversa para San Francisco, que en las primeras dos rondas de esta postemporada tuvo que venir de atrás, pero de bastante atrás.
Los Gigantes remontaron un 0-2 en la serie de división contra los Rojos, convirtiéndose en el primer equipo en la historia en un cruce al mejor de cinco en cerrar con tres victorias sucesivas de visitante. Y después ganaron la serie de campeonato de la Liga Nacional al darle la vuelta a un déficit 3-1 ante los Cardenales de San Luis.
Después del trabajo magistral de Barry Zito y Madison Bumgarner en los primeros dos juegos, los Gigantes ahora recurren a sus dos mejores abridores para lo que sigue. Ryan Vogelsong irá al montículo en el tercer duelo ante Aníbal Sánchez de los Tigres. Matt Cain está anotado para el cuarto el domingo contra Max Scherzer.
«Es ventaja, pero esto no se ha acabado», advirtió Marco Scutaro, el segunda base venezolano de los Gigantes. «La meta es ganar cuatro juegos. No podemos ir confiados, tenemos que seguir peleando. Todo puede cambiar muy rápido en una serie y hay que seguir fajados».
«Con Vogelsong y Cain, pues no hay duda que estamos en una buena posición, pero el béisbol es difícil de pronosticarlo», añadió. «Ya vieron lo que pasó con Cincinnati y San Luis».
Detroit fue neutralizado por dos zurdos, pero los siguientes abridores de los Gigantes son derechos. ¿Buena señal? Depende.
Durante la temporada regular, los Tigres batearon para .275 ante derechos y de .253 frente a zurdos. Pero Prince Fielder apenas ha conectado un hit en 18 turnos (.056) ante derechos en la postemporada. El solitario hit fue un jonrón en la serie de división contra Oakland.
Aunque reconoce que se encuentran contra la pared, Cabrera consideró que lo último que los Tigres deben hacer es improvisar con otro estilo de juego por caer presa del pánico.
«Hay seguir con nuestro juego. No hay que cambiar nada. Nos falta algo más de suerte, tenemos que embasarnos más», dijo Cabrera. «Ahora nos toca enfrentar a dos lanzadores derechos. Nosotros tenemos la versatilidad para sacar provecho».
Fielder también puso énfasis en no apresurar las cosas: «No vamos a ganar tres juegos en un mismo día y tampoco dos».
El venezolano Sánchez se lució en su última apertura de postemporada, cuando blanqueó a los Yanquis con pelota de tres hits en siete innings. Pero eso fue el 14 de octubre, hace dos semanas. Vogelsong, en cambio, toleró una carrera y cuatro hits el domingo pasado al conseguir la victoria que emparejó 3-3 la serie contra San Luis.
Con el cambio a un parque de la Americana, el manager de los Gigantes Bruce Bochy deberá decidir quién será su bateador designado. Quizás haría bien en dejar a sus pitchers, al considerar que San Francisco logró convertirse en el primer club que una postemporada hilvanó cuatro juegos seguidos con una carrera producida por parte de sus lanzadores.
Pero todo apunta a que el venezolano Héctor Sánchez, el receptor suplente, será el designado en el tercer juego.
«Me estoy inclinando por eso. Podría cambiar de opinión esta noche, pero para ser honesto, eso es lo que estoy considerando», dijo Bochy al resaltar que Sánchez tiene la ventaja de ser un bateador ambidiestro.
Otra posibilidad sería que Sandoval quede como designado y así recurrir al guante del dominicano Joaquín Arias en la antesala.
Desde 1997, la Nacional marca el paso 25-19 en sus estadios en la Serie Mundial. La Americana, por su lado, domina 27-11 cuando es local.
En su feudo del Comerica Park, los Tigres registraron marca de 50-31 en la temporada regular y tratarán de explotar al máximo los siguientes tres partidos en casa para resucitar sus pretensiones de consagrarse campeones de la Serie Mundial por primera vez desde 1984.
«Siempre hemos jugado bien en casa», dijo el subgerente de los Tigres Al Ávila. «Hay que buscar ganar los tres seguidos».
La serie tendrá un cambio drástico de clima. De los agradables 65 grados Fahrenheit (18 Centígrados) que se promediaron en los primeros dos choques en San Francisco, se aguarda que las temperaturas sean de 40 F (5 C) en Detroit.
Tim Lincecum, el as de los Gigantes que ahora se desempeña como relevista, dice estar preparado. «Me voy a poner una chaqueta de vestir para el frío cuando salga al terreno. Voy a imponer una nueva moda», indicó.
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