El Senado de Estados Unidos aprobó el jueves por una gran mayoría el nuevo acuerdo comercial de América del Norte, el cual le da al presidente Donald Trump una victoria significativa antes de que los senadores se enfoquen de lleno en el juicio político en su contra.
La votación fue de 89 a favor y 10 en contra. Ahora, la iniciativa pasa a manos de Trump para su promulgación. El T-MEC remplazará al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el cual entró en vigor hace 25 años, eliminando la mayoría de las barreras comerciales con México y Canadá.
Sin embargo, Trump y otros han culpado al TLCAN por alentar a las compañías estadounidenses a trasladar sus plantas manufactureras al territorio mexicano para aprovechar los bajos salarios que el país ofrece a sus trabajadores.
La aprobación del T-MEC se produjo un día después de que Trump firmó un nuevo acuerdo comercial preliminar con China, reduciendo las tensiones entre las potencias económicas.
“Fue una semana de logros significativos para la nación, para el presidente y para nuestro comercio internacional”, señaló el líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell poco antes de la votación.
La votación final ocurrió momentos antes de que el Congreso diera inicio al juicio político. Los representantes demócratas leyeron los cargos formales ante el pleno del Senado. Dado que el juicio se desarrolla en un año electoral, no se prevé que el Congreso vaya a aprobar ningún proyecto de ley importante.
El T-MEC les da a los legisladores de ambos partidos la oportunidad de pregonar progreso sobre un tema económico apremiante antes de las elecciones de noviembre.
Trump prometió durante la campaña de 2016 eliminar los acuerdos comerciales que según él empeoraban el déficit comercial de la nación y le quitaban empleos manufactureros. Prometió que reescribiría el TLCAN si ganaba, un tratado que describió como “el peor de la historia”.
Ahora, puede ir a estados indecisos como Michigan, Pensilvania y Wisconsin, y decirle al electorado que cumplió con dicha promesa.
Sin embargo, en la Oficina Oval, Trump se quejó de que el juicio político estaba ensombreciendo sus acuerdos comerciales como la principal noticia del día.
“Hoy hemos aprobado el T-MEC. Va a reemplazar al TLCAN, que es un acuerdo terrible, y el T-MEC probablemente sea segundo a esa farsa y cacería de brujas”, aseveró el mandatario.
México ya aprobó el acuerdo. Se tiene previsto que Canadá lo haga en los próximos meses, pues el gobierno del primer ministro Justin Trudeau insistió en que esperaría la aprobación de Estados Unidos para proceder a hacer lo mismo.
El senador Pat Toomey fue una rara voz que se opuso al T-MEC. “Significará precios más altos para los consumidores estadounidenses, que tendrán que pagar más por un automóvil y por lo tanto tendrán menos dinero disponible para cualquiera de las otras cosas que les gustaría adquirir”, manifestó. “Probablemente conlleve a un aumento o a una aceleración en la transición hacia la automatización”.
El acuerdo pretende que se produzcan más automóviles en Estados Unidos, donde los trabajadores ganan un promedio de 16 dólares la hora. También aseguró cambios que requieren que México cambie sus leyes para facilitar a los trabajadores formar sindicatos independientes, algo que debería mejorar las condiciones laborales y salarios, y reducir el incentivo para que las compañías estadounidenses reubiquen sus plantas.
Aunque las negociaciones con Canadá y México finalizaron hace más de un año, los legisladores demócratas insistieron en cambios que según ellos aumentan las probabilidades de que México cumpla con sus compromisos. Como parte de esas negociaciones, el gobierno de Trump aceptó eliminar una cláusula que ofrecía a los caros medicamentos biológicos _hechos de células vivas_ 10 años de protección frente a la competencia de genéricos. Los demócratas se opusieron contundentemente a esa provisión.
Los republicanos y el presidente se han quejado de lo mucho que duraron las negociaciones, pero éstas provocaron un inusual apoyo para el T-MEC.
La central sindical estadounidense AFL-CIO apoyó el pacto, junto con decenas de empresas y grupos agrícolas. “Lograr que la Cámara de Comercio y el AFL-CIO respalden este acuerdo comercial no fue una labor fácil, y requirió los esfuerzos de buena fe de ambas partes para traernos hasta aquí”, comentó el senador Charles Grassley.
Los principales opositores fueron los grupos ambientalistas, quienen siguen alegando que el acuerdo no aborda el cambio climático. De hecho, sostienen que el tratado contribuirá al aumento de las temperaturas.
“Pese al hecho de que incluye disposiciones laborales muy buenas, votaré contra el T-MEC porque no aborda el cambio climático, la amenaza más grande que enfrenta el planeta”, dijo el líder de la minoría en el Senado Chuck Schumer.
Entre los senadores que buscan la nominación presidencial del Partido Demócrata, Bernie Sanders fue el único voto en contra.
La Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos proyectó en abril que el acuerdo impulsaría a la economía por 68.000 millones de dólares y añadiría 176.000 empleos en los seis años posteriores a su implementación. Eso es una pequeña parte en una economía que genera 21 billones de dólares al año, pero muchos senadores apuntaron que las industrias clave de sus estados apoyaron el T-MEC.
Fuente: AP