Las polémicas desatadas por Donald Trump en la campaña republicana ha silenciado propuestas conservadoras con las que ningún candidato podría ganar la presidencia en 2016.
Además de consecuentes insultos, entre ellos el que hizo a la moderadora del primer debate electoral, al insinuar que su agresividad durante el evento se debía a que «estaba sangrando por cualquier parte». Pero esta salida de tono es apenas el comienzo de las acciones que ha tenido el magnate.
Patiendo de esto, los candidatos detrás de Trump, Jeb Bush todavía pone en duda el presupuesto federal para la salud de las mujeres, Marco Rubio niega el derecho al aborto en casos de violación y Scott Walker presume de una ley que lo prohíbe cuando está en peligro la vida de la madre.
«Es sorprendente que algunos candidatos aún rechacen la regulación del derecho al aborto», afirma Kelly Dittmar, investigadora del Center for Women and Politics de Rutgers University, según destaca El País .»Esa mentalidad asusta a muchas mujeres -y muchos hombres- y da la sensación de que tenemos la misma conversación que hace más de cuarenta años», ha dicho.
El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, denunció que los comentarios de Trump sobre las mujeres «no tienen excusa», pero durante el debate entre los candidatos republicanos rechazó el aborto incluso cuando peligra la vida de la madre «porque hay otras alternativas para protegerle» y ha aprobado leyes que lo prohíben en casos de violación o incesto.
Walker coincide con Mick Huckabee, contrario al aborto porque «ahora sabemos que el bebé en el vientre de la madre es una persona desde el momento de la fecundación».
Jeb Bush es el único que ha hecho autocrítica. «¿De verdad queremos ganar estas elecciones insultando al 53% del electorado?», recordó el exgobernador de Florida tras el debate. Pero el aspirante supuestamente más moderado no puede presumir de un historial impoluto. Bush ha cuestionado «si la salud de las mujeres de verdad merece presupuesto público de 500 millones de dólares», en referencia a la cantidad que destina el gobierno a Planned Parenthood, una organización que cubre la atención médica de mujeres sin recursos.
Los republicanos ya pagaron muy caro en 2012 las declaraciones de un candidato al senado para quien no todas las violaciones son «legítimas». Ahora la brecha entre ambos partidos puede ser aún más obvia si Hillary Clinton se hace finalmente con la candidatura.
La única aspirante demócrata -el Partido Republicano también cuenta con una sola candidata, Carly Fiorina- ha criticado los comentarios de Trump como «ofensivos» y aprovechó el incidente para extender el ataque a todos los republicanos. «También es escandaloso lo que dicen el resto de candidatos sobre todas las mujeres «, dijo Clinton. «Lo que me preocupa es lo que el resto de propuestas republicanas haría a todas las estadounidenses».
La demócrata no hablaba sólo de Trump, sino de republicanos como Walker, Huckabee o el mismo Rubio, cuya retórica esconde ideas que pueden situarse entre las políticas más conservadoras del Partido Republicano. El senador de Florida ha votado en el pasado a favor de excepciones en la regulación del aborto en el caso de violación o incesto. Pero en el debate se manifestó drásticamente en contra.
Bush ha justificado que votó a favor de esas distinciones porque impiden que haya más interrupciones de embarazos. «Si debo elegir entre dos opciones extremas, he llegado a la conclusión personal de que si voy a errar, prefiero errar a favor de la vida», declaró. Lo que si parece no cuestionable es que mientras tanto, Trump sigue ganando esta discusión.
¿Se han olvidado los candidatos republicanos del electorado femenino?
66