Para los republicanos, Chuck Schumer es el gran responsable del cese de operaciones del gobierno. Para los inmigrantes sin permiso de residencia, el líder demócrata del Senado es su gran esperanza de resolver su status.
Probablemente el demócrata más influyente de Washington, Schumer ha logrado mantener a su partido unido en sus esfuerzos por usar la batalla en torno al presupuesto para ayudar a unos 700.000 jóvenes sin permiso de residencia que fueron traídos al país de niños. Tiene muy poco margen de error para encontrar un equilibro entre las demandas del ala liberal de su partido y las realidades políticas que enfrentan senadores de estados republicanos que buscarán la reelección a fin de año.
Algunos de estos senadores se reunieron con Schumer el domingo por la mañana y lo exhortaron a buscar una solución que ponga fin al cese de operaciones.
“El asunto es cómo salir de esto de forma tal que refleje lo que quiere la mayoría de este cuerpo”, manifestó la senadora Heidi Heitkamp, que buscará la reelección en noviembre. “Es extremadamente importante que resolvamos esto hoy”.
No hubo un acuerdo durante el fin de semana, lo que quiere decir que miles de empleados federales recibieron instrucciones de quedarse en sus casas o se disponían a trabajar sin cobrar el lunes.
El líder de la mayoría republicana del Senado Mitch McConnell se comprometió a abordar el tema de inmigración y otras prioridades demócratas si estas no han sido resueltas al votarse el lunes una medida que extenderá la financiación de las operaciones del gobierno hasta el 8 de febrero.
No está claro si ese compromiso convencerá a algunos demócratas para que cambien su voto y les den a los republicanos los números que necesitan. Algunos cuadros demócratas dicen que varios legisladores están muy empeñados en poner fin a este cierre de operaciones.
A pesar de controlar la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso, los republicanos culpan a Schumer por el cese de operaciones, acusándolo de estar al servicio de sectores liberales y grupos de presión que se oponen a cualquier acuerdo que no resuelva el tema de los “dreamers”, como se conoce a los inmigrantes traídos al país de niños que no tienen permiso de residencia.
“Se jugó” por la causa de los inmigrantes, declaró Frank Sharry, director ejecutivo de la organización de defensa de los inmigrantes America’s Voice. “Tuvo el valor de encaminar a su bloque a una batalla muy riesgosa, en la que hay mucho en juego. Es muy bien visto por los sectores progresistas. Pero si el cese de operaciones termina porque los demócratas transan, la buena onda que hay ahora dará paso al desencanto y a un gran malestar”.
Poco pensaron que Schumer terminaría siendo el adalid del ala izquierdista de su partido.
Este senador enérgico, que lleva cuatro períodos en el Congreso, tiene fama de un hombre pragmático más que un ideólogo. Ha generado algunas dudas entre los liberales, en parte por sus vínculos con Wall Street. Frustró a muchos demócratas cuando se opuso a un acuerdo nuclear con Irán promovido por el presidente Barack Obama.
En el 2013, Schumer fue parte de un grupo bipartidista de senadores que elaboraron una reforma integral a las leyes de inmigración. La propuesta, que hubiera despejado el camino para que millones de personas sin permiso de residencia obtuviesen la ciudadanía, fue aprobada por estrecho margen en el Senado y naufragó en la Cámara de Representantes, que ni siquiera llegó a considerarlo.
Tan solo el mes pasado, activistas de la causa de inmigración, incluidos miembros del bloque legislativo hispano, la emprendieron contra Schumer y otros líderes demócratas por no impulsar la causa de los inmigrantes jóvenes. Cuadros demócratas dicen que Schumer estaba convencido de que a esa altura no tenía suficiente apoyo como para dar esa batalla. Efectivamente, 18 senadores demócratas votaron a favor de un proyecto de gastos a corto plazo que prorrogó la lucha por el presupuesto y por la inmigración hasta el 2018.
Las cosas cambiaron en enero. Los demócratas iniciaron el año pensando que el presidente Donald Trump, que ha expresado solidaridad con los inmigrantes jóvenes, estaría dispuesto a transar. Al ver que eso no sucedería, Schumer notó que había aumentado el fervor por la causa de los inmigrantes incluso entre muchos senadores demócratas moderados, al punto de que estarían dispuestos a no apoyar el presupuesto si no incluía medidas para los inmigrantes. Y a forzar un cese de operaciones del gobierno.
Lo alentó, según cuadros demócratas, la revelación de que Trump había dicho que quería menos inmigrantes de “países de m…” africanos y más de sitios como Noruega.
Schumer percibió que ese comentario había cambiado las cosas, de acuerdo con un cuadro de su partido, que al igual que otros asesores demócratas y republicanos pidieron no ser identificados al hablar de deliberaciones privadas.
El líder demócrata aceptó una invitación de Trump para tratar de resolver el impasse el viernes, pero no hubo acuerdo.
Funcionarios de la Casa Blanca dicen que Trump se siente traicionado por Schumer y no lo ve ahora como un negociante honesto.
Fuente: Associated Press