Peloteros cubanos confesaron ante un jurado federal de EE.UU. que pagaron decenas de miles de dólares a una red de contrabandistas, reporta la agencia AP.
Jorge Padrón y Reinier Roibal son los dos beisbolistas que reconocieron el martes ante el jurado de Miami que entregaron parte del dinero pagado como bonificación por firmar sus contratos. Contaron además la manera en que fueron sacados de Cuba por lanchas rápidas y llevados a Cancún, México, para entrenar al tiempo que esperaban los documentos necesarios para viajar a EE.UU.
Según los fiscales del caso, la red utilizada por los peloteros era operada por un agente deportivo de la Florida y un cazatalentos.
De acuerdo al cable de AP los peloteros dieron sus testimonios como parte del juicio del agente Bartolo Hernández y el entrenador Julio Estrada, que se enfrentan a largas penas de prisión si son declarados culpables de conspiración y cargos de contrabando de personas.
Roibal, un lanzador que firmó con los Gigantes de San Francisco por 425 000 dólares en 2010, y que ahora juega con los Dodgers de Los Ángeles, dijo que García lo conoció en Cancún a finales de 2009 y lo llevó a reunirse con Hernández. En Cuba, ganaba unos 20 dólares al mes jugando béisbol.
«Él iba a ayudarme a obtener esa oportunidad que yo estaba buscando», dijo Roibal, a través de un intérprete. Según sus declaraciones él conocía a este hombre como «Nacho». Cuando se le preguntó cuál oportunidad, respondió: «Bueno, jugar béisbol».
Roibal dijo que pagó unos 170,000 dólares, incluyendo un 5 por ciento de su contrato con los Gigantes para Hernández. «No tenía idea de lo que estaba pasando», declaró. «Yo también era muy joven y realmente no me di cuenta de que era una cantidad tan grande de dinero».
Padrón, a quien también llevaron a México en barco desde Cuba, relató que los Medias Rojas de Boston lo firmaron por 350 000 dólares en marzo de 2010. De eso, cerca de 140 000 dólares correspondían a la operación de contrabando, incluyendo los porcentajes de Hernández y Estrada. Padrón, un jardinero y primera base, nunca pasó de las ligas menores y más tarde fue liberado por los Medias Rojas.
El juicio federal sobre el tráfico de peloteros cubanos a Estados Unidos reveló que funcionarios del gobierno estadounidense y del béisbol de Grandes Ligas pasaron por alto muchas sospechas sobre cómo llegaron los deportistas al país.
Cientos de documentos mostrados al jurado en la primera semana del juicio del agente deportivo Bartolo Hernández y el preparador físico Julio Estrada contienen lo que la fiscalía describió como mentiras y engaños con la intención de acelerar el proceso.
Un agente del Departamento de Estado, Bryan Baer, declaró que los funcionarios de esa agencia dependen de la veracidad de los documentos para permitir que los jugadores cubanos entren a Estados Unidos.
Sin embargo, cada uno de los peloteros cubanos representados por Hernández entró a Estados Unidos y firmaron contratos profesionales. Algunos obtuvieron acuerdos por varios millones de dólares, como el jardinero José Abreu con los Medias Blancas de Chicago, el torpedero Adeiny Hechavarría con los Azulejos de Toronto (ahora juega con Miami), el jardinero Jorge Soler con los Cachorros de Chicago (ahora juega con Kansas City) y el jardinero Leonys Martin con los Rangers de Texas (ahora juega con Seattle).
Gran parte del testimonio de los jugadores se centró en los documentos de residencia de terceros países que necesitaban para firmar con un equipo de béisbol estadounidense, que según los fiscales contenía numerosas falsedades. Tuvieron que demostrar que ya no vivían en Cuba y que eran elegibles para firmar como agentes libres en lugar de ir al draft de MLB por menos dinero.
Los casi dos docenas de jugadores cubanos representados por Hernández tuvieron que conseguir documentos de otros países ?principalmente México, Haití y la República Dominicana? para demostrar que habían establecido sus residencias allí y que ya no vivían en Cuba. La mayoría abandonaron Cuba en embarcaciones hacia esos países, utilizando lo que la fiscalía describió como redes criminales de tráfico de personas supervisadas por Hernández y Estrada.
Los peloteros también tuvieron que obtener visas para ingresar a Estados Unidos, y tuvieron que demostrar a los funcionarios de Grandes Ligas que eran aptos para negociar contratos como agentes libres, en vez de tener que ingresar al draft del béisbol, un proceso menos lucrativo. Para hacerlo, los jugadores cubanos necesitan un permiso del Departamento del Tesoro para ser «desbloqueado», debido al embargo económico de Estados Unidos contra la isla comunista y sus ciudadanos.
Una vez sucede eso, «podían firmar con cualquier equipo por cualquier precio», testificó Morgan Sword, vicepresidente de economía y estrategia de Grandes Ligas. Pero los documentos de los jugadores generaban muchas dudas, aunque habían sido emitidos por agencias gubernamentales y no eran falsificados.
Por ejemplo, casi todos tenían el mismo tipo de sangre O-positivo. Usualmente tenían la misma dirección en su país adoptivo. Para fijar la residencia, argumentaban tener trabajos que a todas luces eran falsos, como mecánico automotriz, soldador y hasta «supervisor de área» en un negocio de deportes acuáticos en Cancún.
En los documentos de residencia mexicanos, por ejemplo, la ocupación de Padrón fue catalogada como «hojalatero independiente», un trabajo que según su testimonio en el juicio nunca tuvo. Roibal, a su vez, era «soldador independiente».
Padrón comentó que los jugadores cubanos frecuentemente se reían de los trabajos que aparecieron en los papeles que llevaban sus nombres. «Fue como una broma entre nosotros», dijo Padrón.
De acuerdo al testimonio de Roibal le entregaron varios papeles, muchos de ellos solo en inglés, y pidieron su firma. «Me dijeron que firmara y firmara», contó.
Después de examinar los documentos de los jugadores antes del juicio, el investigador del Departamento del Tesoro, Timothy Smith, dijo que parecía haber demasiadas similitudes como para considerarlos legítimos.
«Como investigador, cuando veo patrones, surgen dudas sobre el origen del documento», dijo Smith. «Los hubiese examinado con mayor detenimiento».
Presentar documentos falsos podría tener graves consecuencias. Estados Unidos podría haber negado a los jugadores las visas, o no «desbloquearlos». Y si Grandes Ligas hubiese descubierto mentiras en los documentos, un pelotero puede ser suspendido hasta por un año.
Los abogados de Hernández y Estrada dijeron anteriormente a los jurados que ambos dirigían negocios de béisbol legítimos y no estaban involucrados en el contrabando de jugadores cubanos o falsificación de documentos oficiales. No está claro si alguno de los dos testificará.
El abogado de Hernández, Jeffrey Marcuso, preguntó al exinvestigador de Grandes Ligas, Ed Domínguez, si el agente alguna vez le pidió «que buscara formas ilegales para ingresar jugadores a Estados Unidos».
«No», respondió Domínguez. «¿Ninguno de los jugadores del señor Hernández fue suspendido por presentar documentos falsos, correcto?», preguntó Marcus. «Correcto», dijo Domínguez.
La juez Kathleen Williams, quien preside el juicio, dijo cuándo el jurado salió de la sala que parecía que nadie en Grandes Ligas o en las agencias gubernamentales examinó los documentos con detenimiento.
«Parece que todos sabían de esto. Parece que no evitó que esta gente pudiese jugar», dijo la jueza. «Me parece que el mensaje era, ‘sean o no sean correctos, no es asunto mío»’.
Se espera que otros jugadores nacidos en Cuba se presenten como testigoa, posiblemente comparezcan José Abreu de los Medias Blancas de Chicago, Adeiny Hechavarría de los Miami Marlins y Yoenis Céspedes de los Mets de Nueva York.
Fuente: Miamidiario.com