«Desgraciadamente, Occidente está apoyando al terrorismo y está a favor de los golpistas», dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un discurso televisado desde el palacio presidencial.
Además, el jefe de Estado aseguró que el levantamiento «no es sólo un evento planificado desde el interior. Los actores actuaron en el país según un guión escrito desde el extranjero».
«Hay que decirlo claramente, hay que expresar nuestra tristeza: no recibimos el apoyo que esperábamos de nuestros aliados durante y después del intento de golpe, al igual que ocurre con nuestra lucha contra otras organizaciones terroristas», repitió Erdogan durante un foro económico organizado en la sede de la presidencia.
«¿Cómo va a ser esto democrático? No soy un presidente que llegó al cargo con un golpe. Soy un presidente elegido por el 52 por ciento de los votos del pueblo», se defendió Erdogan, quien denunció que «en algunos aeropuertos europeos se han puesto anuncios que dicen ‘No vaya a Turquía: ir a Turquía fortalece a Erdogan'».
El presidente calificó de «ignorantes» aquellos que «dicen que no se sabe quién dirigió el golpe». «Están todas las pruebas» de que fue Fethullah Gülen, el clérigo exiliado en Estados Unidos, consideró.
Al día siguiente del fallido golpe, el Ejecutivo turco inició una verdadera caza de brujas: despidió a miles de trabajadores de sectores como la justicia y la educación, cerró medios de comunicación y detuvo a periodistas, militares y jueces.
Este martes, las autoridades emitieron órdenes de detención contra 100 trabajadores de un hospital militar de Ankara. La policía llevó a cabo una redada en el GATA (Gulhane Military Medical Academy) en busca de estas personas, precisó la cadena privada NTV. Por el momento, se desconoce si hubo arrestos.
Un responsable turco, que pidió mantener el anonimato, confirmó a la agencia de noticias AFP la emisión de órdenes de detención pero no la cifra de 100 adelantada por NTV.