La científica Carmen Helena Acevedo explicó que la ozonoterapia, con más de 80 años de uso médico en Europa, no es magia sino ciencia probada. Según relató, el ozono actúa como una pro-droga: al contacto con la sangre, oxida proteínas y lípidos, desaparece, y deja moléculas que disparan procesos de regulación y equilibrio en el cuerpo.
“Para nosotros no existe la enfermedad, existe el desorden, y el ozono ayuda a poner orden y modular el sistema inmune”, afirmó.
Entre sus beneficios, destacó que convierte los glóbulos rojos en supereritrocitos que transportan y liberan oxígeno con mayor eficiencia, generando más energía y desinflamando tejidos.
La ozonoterapia se aplica de forma sistémica a través de solución salina ozonizada intravenosa o insuflación rectal, y se utiliza tanto para prevención como en casos de fatiga crónica, inflamación y estrés oxidativo.
Su marca, Ozono 369, rinde homenaje a Nikola Tesla, pionero en la generación de ozono médico.