Por la avenida Carretera del Morro, una oleada humana avanzaba desafiante. Cientos de voces al unísono coreaban: «¡Patria y Vida! ¡Corriente y Comida!». Era el rugido de un pueblo hastiado de apagones intermitentes y estómagos vacíos.
La mañana del domingo presenció una escena inusitada en la ciudad más oriental de Cuba. Lo que comenzó como un pequeño clamor vecinal pronto se convirtió en una poderosa manifestación que paralizó el corazón de Santiago. Hombres y mujeres de todas las edades secundaron el reclamo en las calles, ondeando banderas blancas en señal de protesta pacífica, según se podía observar en videos publicados en redes sociales.
También en la ciudad de Bayamo la gente se lanzó a las calles empujados por la difícil situación que se vive en la región oriental de la isla, cuya población ha estado tradicionalmente identificada con el régimen castrista. Aun en horas de la noche, la protesta en el poblado oriental continuaba, según muestran videos publicados en redes sociales.
La tenaz sequía y el añejo sistema de generación energética han sumido a la región de Santiago en un mar de oscuridad. Barriadas enteras han tenido que ingeniárselas sin la ansiada corriente durante días e incluso semanas.
«No podemos ni cocinar ni hacer nada. Es como volver a la época de las cavernas», se quejó Mariela Busto mientras abanicaba a su pequeño hijo. Al igual que tantos otros santiagueros, su familia ha tenido que lidiar con el insoportable calor tropical sin el amparo de abanicos ni aires acondicionados.
La escena se tornó tensa cuando contingentes policiales arribaron al lugar para disuadir la manifestación. Sin embargo, los agentes optaron por un aproximamiento conciliador ante la masiva concurrencia. «Llegamos al límite de nuestra paciencia. O nos garantizan luz y comida, o esto seguirá», advirtió Ramón Estévez.
A medida que avanzaban las horas, la muchedumbre se mantuvo firme en su postura pese al implacable sol de mediodía. Lemas revolucionarios de antaño ahora se entremezclaban con consignas más actuales: «Abajo la burocracia» y «Queremos cambios verdaderos» era el clamor generalizado.
Mientras las autoridades abogaban por el diálogo y el orden público, la opinión internacional no perdía detalle del fenómeno que se gestaba en Santiago. Representantes diplomáticos y activistas de derechos humanos supervisaban de cerca los acontecimientos, atentos a cualquier escalada en la convulsa situación.
A última hora de la tarde, los manifestantes acordaron un compás de espera y optaron por desconvocar la marcha. Sin embargo, la amenaza de retomarla en los próximos días si no se atienden sus demandas quedó explícitamente planteada.
El gobierno de la isla, por otra parte, se ha visto obligado a reconocer públicamente que no tiene dinero para comprar el petróleo que necesitan para cubrir las cantidades que se necesitan para abastecer de electricidad a la isla.
La anunciada llegada de petróleo ruso a un costo de 50 millones de dólares es apenas un paliativo para dos semanas.
«El dictador Miguel Díaz-Canel escribió en su cuenta de X que ‘Este contexto se intenta aprovechar por los enemigos de la revolución, con fines desestabilizadores'».
«Hay un nuevo intento desesperado por parte de Estados Unidos de desestabilizar a Cuba. Aprovechando la situación crítica que seis décadas de bloqueo económico ayudan a crear para incitar a la violencia, el malestar social y alterar la paz. Un acto abierto de agresión sacado de los libros de texto del imperialismo”, escribió en X, el vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío.
Fuente: Telemundo51