Los bolivianos intentaban regresar a la normalidad el martes tras otra noche de tensión por la acción de grupos violentos. Por su parte, la oposición busca reunir a la Asamblea Legislativa para encaminar la elección de un presidente transitorio y la convocatoria de nuevas elecciones generales.
El país vive un vacío de poder desde el domingo en la tarde cuando, tras más de 13 años en el poder, Evo Morales renunció acorralado por las protestas luego de los polémicos comicios del 20 de octubre, que la oposición calificó de fraudulentos. El exmandatario viajó a México, que le concedió asilo.
La Paz parecía una ciudad sitiada. Las patrullas del ejército en las calles evitaron los ataques de grupos violentos, que la víspera quemaron una unidad policial y saquearan propiedades privadas y comercios. Cientos de vecinos amanecieron en la calle en medio de barricadas improvisadas para protegerse y de fogatas para calentarse del frío paceño.
“Ha sido una noche de miedo. No pude dormir, me pasé rezando”, dijo a The Associated Press Yorka López, una ama de casa que salió temprano para repartir café caliente entre sus vecinos en la calle, en su mayoría jóvenes
El transporte público era más escaso por la presencia de las improvisadas barricadas. La oficina de la fuerza anticrimen en la vecina ciudad de El Alto, un bastión del expresidente, fue saqueada y quemada. En Cochabamba, en el centro del país, seis autos policiales ardieron tras ataques de grupos violentos que se camuflaron entre seguidores de Morales. Hubo choques con opositores.
“La policía fue rebasada”, dijo el comandante general de la policía, Yuri Calderón. En esta situación, el ejército tiene la obligación legal de ayudar a restablecer el orden público.
“Vamos a ayudar a controlar a estos grupos vandálicos violentos que están sembrando terror en la población”, dijo en la víspera el jefe de las fuerzas armadas, William Kalimán.
Las protestas estallaron hace 20 días en todo el país luego de acusaciones de fraude electoral contra Morales, que buscaba su reelección para un cuarto mandato. El informe de auditoría electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) encontró irregularidades, cuestionó la mayoría reclamada por el dirigente y recomendó nuevos comicios. Ese informe desencadenó los hechos que precipitaron la dimisión del mandatario.
Morales acusó a los opositores de haber consumado un golpe de Estado en su contra. Éstos afirman que se trató de un movimiento social generalizado que se alzó en contra del fraude.
Pero el clima de tensión impide que la Asamblea Legislativa se reúna para elegir al sucesor de Morales, quien deberá convocar nuevas elecciones. El partido del exgobernante, el Movimiento Al Socialismo (MAS), tiene mayoría en ambas cámaras. Todas las autoridades legislativas renunciaron.
La senadora opositora Janine Añez, que asumió la presidencia interina del Senado el lunes luego de la renuncia de su predecesora, se convirtió en la posible sucesora de Morales al ocupar el cargo legislativo de mayor rango tras la dimisión del vicepresidente del país, Álvaro García, quien también era presidente de la Asamblea.
Para llegar a la presidencia, Añez necesita ser elegida por mayoría en ambas cámaras.
“Todavía me parece difícil de creer que Evo Morales haya renunciado, parecía que nunca se iba a mover del poder”, comentó la vecina, Yorka López.
El exmandatario, que todavía conserva un fuerte apoyo en poblaciones rurales y en barrios populares, hizo una escala en Asunción, Paraguay, en su viaje hacia México, según dijo a reporteros el expresidente del país, Fernando Lugo.
Fuente: AP