Corrupción, desgobierno e insolvencia: los insolubles problemas de Opa-locka han provocado que un puñado de caras nuevas entren a las importantes elecciones de la Ciudad en noviembre.
Entre los ocho candidatos que se disputan tres escaños de la Comisión de la Ciudad está Matthew Pigatt, coordinador de becas de la Universidad Memorial de la Florida (FMU).
Pigatt, de 30 años, no tiene pelos en la lengua para hablar de lo que afecta a la ciudad más pobre del condado Miami-Dade: “Tenemos gente en cargos públicos que se han aprovechado de la ciudad y de sus ciudadanos. Francamente, es vergonzoso, como propietario de vivienda… No puedo seguir sin intervenir”.
Pigatt y otros cuatro novatos retan a tres titulares en una elección sobre la que se extiende la sombra de una investigación del FBI sobre extorsión en la que están involucrados funcionarios públicos y la toma de control por parte de una junta supervisora estatal de las finanzas de la Ciudad.
Además de Pigatt, los retadores son: Diamos Demerritt, de 33 años, ministro que enseña en la escuela primaria de la Iglesia Bautista New Birth Baptist; Alvin Burke, de 62 años, agente correccional retirado de Miami-Dade; Christine Banks, de 64, veterana asistenta administrativa del gobierno de Opa-locka; y Anna Margarita Alvarado, de 52, ex recepcionista del Ayuntamiento de la Ciudad y asistenta de biblioteca.
Con campañas de bajo presupuesto, Pigatt, Demerritt, Burke y Banks están retando al veterano comisionado Joseph Kelley y su colega titular, Luis Santiago, por dos escaños generales con mandatos de cuatro años.
En la tercera campaña a la comisión a un escaño general para un mandato de dos años, Alvarado está retando al titular John Riley.
Kelley, ministro, es visto como un reformador. Santiago, vendedor de autos, enfrenta posibles cargos federales acusándolo de extorsionar durante años a negocios de Opa-locka por miles de dólares, de acuerdo con fuentes confidenciales y documentos judiciales.
Santiago se ha negado a hablar con el Miami Herald ya que el periódico ha destacado su papel central en la supuesta conspiración de sobornos. La pesquisa del FBI ya ha tenido como resultado declaraciones de culpabilidad del ex administrador de la Ciudad David Chiverton y el supervisor de Obras Públicas Gregory Harris por extorsionar a dueños de negocios y clientes de suministro de agua.
Kelley dijo que la próxima elección será de gran peso para la Ciudad, que ha evitado la quiebra pero continúa pasando trabajo con un nuevo presupuesto y $14 millones en deudas anteriores, fundamentalmente con el gobierno de Miami-Dade y docenas de contratistas.
“Tenemos que recuperar nuestra responsabilidad fiscal, y tenemos que ganarnos de nuevo la confianza de la comunidad”, dijo Kelley, quien culpó del declive financiero de la Ciudad a la elección de Myra Taylor como alcaldesa en el 2010.
Kelley se encuentra con frecuencia en controversias con Taylor, Santiago y los demás comisionados, con respecto a asuntos que van desde entrenamiento de ética gratis por parte de funcionarios del Condado Miami-Dade a la nominación de una nueva administradora de la Ciudad, Yvette Harrell, abogada que reemplazó a Chiverton pero que carece de experiencia como administradora pública.
Banks, quien ha vivido casi 50 años en la ciudad y ha trabajado en varios departamentos del gobierno de Opa-locka, describió la comisión como un “cáncer” que está matando a la comunidad predominantemente afroamericana de 16,000.
Demerritt — jugador estrella de football en Norland High que perdió su beca deportiva en la Universidad Internacional de la Florida tras haber sido encausado por robo a mano armada en el recinto escolar — dijo que él cambió su vida después de que los cargos le fueran retirados. El se hizo ministro bautista y sirve de tutor a jóvenes en Opa-locka. Dijo que él quiere traer esa energía positiva al atribulado gobierno de la ciudad.
Burke, quien trabajó como oficial de correcciones del Condado durante casi 20 años, perdió su empleo en 1994 tras ser acusado de posesión de cocaína y marihuana. Los cambios acabaron siendo desestimados, y Burke trabajó entonces varios años como funcionario de cumplimiento de códigos en Opa-locka.
En la campaña por el mandato de dos años, el titular, Riley, sirvió como alcalde a mediados de la década de 1980. Ahora de 72 años, él fue designado a su nuevo escaño luego que el ex comisionado Terence Pinder se suicidó en mayo en vísperas de su arresto por cargos estatales de soborno. El ganador de esa elección completará los dos años restantes del mandato de Pinder.
Desde que fuera designada la junta supervisora estatal por el gobernador Rick Scott en junio, Riley ha criticado continuamente el manejo de la misma de las finanzas de la Ciudad y sus decisiones políticas.
Pero su oponente, Alvarado, considera que la junta es una bendición: «Ellos son un modelo de conducta para la Ciudad. Los necesitamos».
Por: Jay Weaver / elNuevoHerald.com