WASHINGTON (AP) — Cinco días antes de los comicios generales del 6 de noviembre, el presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney hicieron campaña vigorosamente en estados claves, presentándose como abanderados del cambio a un país que lo ansía luego de una dolorosa recesión y una recuperación lenta.
Obama regresó el jueves de lleno a sus actividades de campaña después de una pausa de tres días para hacerse cargo de la atención a la histórica tormenta que azotó la costa este del país. El presidente recibió el respaldo del alcalde de Nueva York, el independiente Michael Bloomberg.
Bloomberg citó la respuesta de Obama a la tormenta y dijo que el país necesita un líder «que considere los cambios climáticos un problema urgente que amenaza nuestro planeta… quiero un presidente que dé prioridad a la evidencia científica y el análisis de riesgo sobre las políticas electorales».
Los sondeos mostraban una contienda apretada por el voto popular, y una serie de encuestas en estados disputados indicaban que ninguno de los dos candidatos podía sentirse confiado en la competencia por los 270 votos electorales que decidirán el ganador.
Aparte de la contienda presidencial, los dos partidos batallaban por el control del Senado en una serie de 10 o más campañas competitivas. La posibilidad de un empate 50-50 acechaba, o incluso un resultado aún más inestable si el ex gobernador de Maine Angus King, un independiente, gana su contienda y se convierte en actor decisivo para una mayoría.
Los asesores de Obama sacaron a Carolina del Norte del itinerario del presidente en los últimos días de la campaña, una decisión que los republicanos dijeron que representaba una virtual concesión del estado.
Pero el equipo de Romney omitió Ohio y Wisconsin de una lista de estados disputados en los que decían tener una estrecha ventaja. El candidato republicano y su compañero de fórmula Paul Ryan tenían programadas visitas separadas el fin de semana a Pensilvania, un estado considerado seguro para el presidente. Los republicanos dijeron la decisión de hacer campaña allí reflejaba un cambio de tendencia, pero los demócratas dijeron que simplemente se trataba de un acto desesperado.
Romney y sus aliados planearon también actos en Minnesota y Michigan, dos estados ganados cómodamente por Obama en el 2008 pero mucho más apretados en estos momentos.
En un posible impulso para Obama, fuentes gubernamentales y privadas emitieron una serie de reportes positivos de la economía, el tema dominante de la campaña. Reportes sobre precios de las viviendas, productividad laboral, ventas de automóviles, gastos en construcción, manufactura y ventas minoristas indicaron que la recuperación se está acelerando. Y un índice de confianza del consumidor subió a su nivel más alto desde febrero del 2008, hace casi cinco años.
Aún así, ninguno de esos reportes tiene el significado político que el último reporte de desempleo antes de las elecciones, que será dado a conocer el viernes. El índice registró 7,8% en septiembre, cayendo por debajo de 8% por primera vez desde que Obama asumió la presidencia.
Obama pareció determinado a recuperar el tiempo de campaña perdido luego de tres días como comandante de la respuesta federal a la tormenta Sandy, aunque sus asesores subrayaron que el presidente seguía en contacto con el director de la agencia federal de emergencias (FEMA), Craig Fugate, y funcionarios locales de las áreas afectadas.
El mandatario tiene una ligera ventaja en muchos estados clave a cinco días de las elecciones del 6 de noviembre.
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Las periodistas de The Associated Press Kasie Hunt y Julie Pace colaboraron para este despacho.
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