Nueve ex altos directivos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), han acusado este lunes al secretario de Sanidad, Robert Kennedy Jr., de «poner en peligro» la salud de todos los estadounidenses tras el cese de su directora, Susan Monarez.
En un artículo de opinión publicado por el diario ‘The New York Times’, los nueve acusan a Kennedy de despedir a miles de trabajadores y recortar la inversión en investigación mientras, a la par, se reemplaza a expertos en comisiones de salud por personas no cualificadas «que comparten sus opiniones peligrosas» sobre las vacunas y la COVID-19.
En este sentido, han catalogado de «inaceptable» la situación y han afirmado que esto «debería alarmar a todos los estadounidenses, independientemente de sus inclinaciones políticas». «Durante nuestros respectivos mandatos, no siempre estuvimos de acuerdo con nuestros líderes, pero nunca nos dieron motivos para dudar de que confiarían en información basada en datos o de que apoyarían a los trabajadores», reza el texto.
Entre los que firman el artículo se encuentra la ex ‘número dos’ de los CDC Anne Schuchat desde 2015, quien estuvo en el cargo durante el primer mandato de Trump, y Richard Besser. Asimismo, se encuentran también los exdirectores William Foege, Tom Frieden, David Satcher, Jeffrey Koplan, Mandy Cohen, William Roper y Rochelle Walensky, todos ellos de distintas administraciones republicanas y demócratas.
Tras el cese de Monarez, cuatro altos cargos de los CDC dimitieron, entre ellos el máximo responsable del programa de vacunas Demetre Daskalakis, quien aseguró en su carta de renuncia que la agencia sanitaria estaba siendo utilizada «para generar políticas que no reflejan la realidad científica y están diseñadas para perjudicar, en lugar de mejorar la salud pública».
«El reciente cambio en el calendario de vacunación de adultos y niños amenaza la vida de los estadounidenses más jóvenes y las personas embarazadas», resaltó, agregando que en sus años de experiencia «nunca» ha visto «una manipulación de los datos» tan flagrante para lograr fines políticos como ahora.
En la misma línea se expresaron la directora médica de los CDC, Debra Houry y el responsable de enfermedades infecciosas y zoonóticas, Daniel Jernigan, quienes acusaron al secretario de Sanidad de «instrumentalizar» la agencia de salud.
Kennedy, quien ha llegado a vincular las vacunas con el aumento de casos de autismo en menores siguiendo varias teorías de la conspiración ultraderechistas, despidió en junio a 17 expertos de la comisión sobre vacunas de los CDC –quienes eran pediatras, epidemiólogos, inmunólogos y otros profesionales sanitarios sin vinculaciones políticas– por un supuesto «conflicto de intereses».
Fuente: Europa Press