La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) anunció este jueves su pronóstico para la temporada de huracanes del Atlántico 2025, anticipando una actividad por encima del promedio normal. Sin embargo, esta predicción llega en un momento crítico, con informes que alertan sobre una severa falta de personal en el Servicio Meteorológico Nacional (NWS), lo que podría comprometer la capacidad de respuesta ante estos fenómenos.
Según el pronóstico oficial, se espera la formación de 13 a 19 tormentas con nombre (vientos de 62 km/h o más), de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes. De estos, entre 3 y 5 alcanzarían la categoría de huracán mayor (categoría 3, 4 o 5 en la escala Saffir-Simpson). La NOAA estima en un 60% la probabilidad de una temporada más activa de lo normal, un 30% de que sea cercana al promedio y solo un 10% de que sea menos activa. Una temporada promedio usualmente registra 14 tormentas con nombre, siete huracanes y tres huracanes mayores.
La agencia atribuye este pronóstico a varios factores, incluyendo temperaturas oceánicas más cálidas que el promedio –aunque con una reciente tendencia a la normalización en algunas áreas del Atlántico tropical–, pronósticos de una débil cizalladura del viento y la posible influencia de un monzón de África Occidental más activo, origen de muchas de las tormentas atlánticas más intensas y duraderas. Se espera que las condiciones de El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) se mantengan neutrales («La Nada») durante el pico de la temporada en septiembre, con una mayor probabilidad de desarrollo de La Niña hacia finales de la misma, lo que típicamente favorece la actividad ciclónica.
Este pronóstico, aunque inferior a las predicciones récord de la primavera de 2024, recuerda la devastadora actividad de esa temporada, que incluyó los huracanes Helene y Milton, responsables de cientos de muertes y daños estimados en $113 mil millones en EEUU.
Preocupación por la capacidad de respuesta del NWS
Paralelamente al anuncio del pronóstico, informes como el de Local 10 News destacan una alarmante situación de personal dentro del NWS. Según se indica, en los últimos tres meses, el NWS habría perdido el equivalente a una década de su fuerza laboral debido a despidos, compras de contratos y jubilaciones anticipadas dirigidas por la administración Trump.
Oficinas de pronóstico en zonas cruciales para la temporada de huracanes, como la de Miami, estarían operando con casi un 40% menos de sus meteorólogos operativos, y la de Key West con un 30% menos. Otras oficinas costeras, como Lake Charles en Luisiana, enfrentan vacantes de hasta el 46%. Esta situación se agrava por una congelación federal de contrataciones que se extendería al menos hasta mediados de julio, impidiendo cubrir las plazas vacantes.
Esta crisis de personal ha llevado a que algunas oficinas reduzcan sus operaciones de 24/7, dependiendo de la cobertura de otras oficinas a cientos de millas de distancia, e incluso a la suspensión de importantes lanzamientos de globos meteorológicos, una herramienta fundamental para la precisión de los pronósticos. Además, se cierne la amenaza de recortes sobre el brazo de investigación y desarrollo de la NOAA (OAR), responsable de herramientas críticas para el pronóstico de huracanes, como el modelo HAFS para predecir la intensificación rápida, y de los vitales vuelos de los «cazadores de huracanes».
Avances y llamado a la preparación
A pesar de estos desafíos, la NOAA también destacó avances tecnológicos, como mejoras en los pronósticos de intensificación rápida, la implementación de un pronóstico de corrientes de resaca para todas las costas del Atlántico y el Golfo, y el despliegue de nuevos satélites de alta definición, drones aéreos y planeadores submarinos para la recolección de datos.
Ken Graham, director del Servicio Meteorológico Nacional, enfatizó que, independientemente de los pronósticos, la preparación es clave. «Incluso las temporadas de huracanes más tranquilas pueden incluir un huracán destructivo», recordó, instando a la población en zonas costeras a desarrollar sus planes de emergencia con antelación.
La temporada de huracanes del Atlántico se extiende oficialmente del 1 de junio al 30 de noviembre. La primera tormenta con nombre de 2025 sería Andrea.