El Museo de Ciencias Frost se ha quedado sin dinero para terminar la construcción de su primera instalación en el downtown de Miami.
Esto ocurre apenas 10 meses antes de la programada gran inauguración, lo que ha provocado que funcionarios del Condado Miami-Dade programen reuniones para discutir incansablemente un plan de rescate que no le cueste a los contribuyentes más dinero de la cifra que el condado ya acordó utilizar para llevar a cabo el ambicioso proyecto.
Según dijo un portavoz del alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez, el problema se debe a que ya el condado gastó los $160 millones que se destinaron para la construcción, pero el museo no ha podido asegurar un préstamo para concluir la construcción del proyecto de $275 millones, ya que las recaudaciones de fondos privados se han desplomado y los objetivos propuestos se han quedado cortos.
Aunque las labores no se han interrumpido, en estos momentos al museo le faltan los fondos que necesita para pagarle mensualmente entre $5 millones y $7 millones a su contratista general, Skanska, pagos que deberán hacerse a finales de enero, dijo Michael Spring, consejero del alcalde que se encarga de supervisar parques y asuntos culturales.
La administración de Giménez concibió lo que Spring describe como un plan políticamente aceptable que podría darle al museo un subsidio anual de $4 millones, dinero que vendría de los ingresos fiscales a hoteles y convenciones, en un pago inicial de $45 millones para la construcción. A cambio, el museo deberá estar de acuerdo en no solicitar ninguna ayuda durante 20 años y reestructurar su junta de fideicomisarios en la que se incluirían escaños para funcionarios del condado y de la Ciudad Miami así como para otros funcionarios locales. El plan tiene que ser aprobado por la Comisión del Condado Miami-Dade.
Los $45 millones del condado, sumados a los $42 millones en promesas seguras de los que el Frost dispone hasta ahora, serían suficientes para terminar el museo y sus principales galerías de exhibición y componentes, entre los que se incluye un nuevo planetario y un acuario, en la fecha acordada, dijeron el martes funcionarios del condado y directivos del museo, aunque las diferentes exhibiciones en terrazas y en el techo del edificio quedarían sin terminar, al menos por ahora.
La alternativa, dijo Spring, sería detener la construcción en un punto donde el edificio esté terminado en casi tres cuartas partes, un paso que podría poner en peligro el futuro del museo.
“El museo de ciencias es una institución de la comunidad. Nadie quiere que desaparezca”, dijo Spring.
Gillian Thomas, presidenta y principal ejecutiva del Frost, calificó el enfoque del condado como “muy útil” y dijo que los principales donantes del museo, entre los que se encuentran Patricia y Phillip Frost, respaldan la idea, si bien los detalles del acuerdo aún están por concluirse.
“Estamos trabajando muy duro en la recaudación de fondos”, dijo Thomas. “En estos momentos la prioridad absoluta es inaugurar el museo con un bello edificio y lindas exhibiciones. Después que abra y tenga el éxito que esperamos de seguro atraerá a más donantes”.
El proyecto necesitaría entre $10 millones y $15 millones adicionales para finalizar por completo la instalación de alta tecnología y ambientalmente amistosa —que se considera el trabajo de construcción más complejo en toda la historia de Miami— tal como se había planeado. En la actualidad, el museo está tratando de encontrar otros $10 millones en donaciones cuyos donantes ya se comprometieron, dijeron Thomas y Spring.
El museo cambió de nombre después que los Frost, los principales donantes, prometieron dar un total de $45 millones. Otros importantes donantes son la Fundación Knight, que ha contribuído con $10 millones, y los codirectores de la junta de fideicomisarios, Daniel y Trish Bell, quienes se comprometieron a entregar $7 millones.
Ya que funcionarios condales dijeron que hará falta otros tres meses para presentar el plan de Giménez ante la comisión para una votación final, importantes donantes del museo accedieron a adelantar sus promesas para cubrir los gastos de construcción hasta entonces, dijeron Spring y directivos del museo. El dinero que el museo había recaudado con anterioridad, unos $35 millones, que ya se gastaron en costos urbanísticos, en los que se incluye el diseño y algunas construcciones, señaló Spring.
Dos comisionados a quienes se les informó sobre los trabajos que se realizan en el museo, dijeron que quedaron sorprendidos por las noticias y que no están muy satisfechos de lo que escucharon.
No es la primera dificultad seria que enfrenta el proyecto del museo. A mediados de 2014, el museo despidió a su primer contratista general, Suffolk Construction, en medio de demoras de construcción y preocupaciones por la calidad de su trabajo. Actualmente, Suffolk y el museo están envueltos en litigios legales. Aunque en el momento del problema Thomas le restó importancia al impacto que implicaría el cambio de contratistas, Spring dijo que todo terminaría costando cerca de $25 millones adicionales ya que había que realizar de nuevo algunos trabajos y Skanska exigía un pago más alto por el riesgo de encargarse de un proyecto que había sido comenzado por otra firma.