Después de la crisis política más grave en Rusia en varias décadas, persistía la incertidumbre sobre el destino del antiguo aliado de Putin que lideró una breve rebelión armada, su grupo mercenario Wagner y los dos mandos militares con los que había chocado por la gestión de la guerra en Ucrania.
Tampoco estaba claro el impacto que tendría el suceso sobre la invasión iniciada hace 16 meses o sobre el futuro del presidente de Rusia, Vladímir Putin, que enfrentó el mayor desafío a su autoridad en sus más de 20 años en el poder.
Una disputa entre el líder del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, y la cúpula militar rusa sobre los combates en Ucrania derivó en un motín en el que combatientes del grupo militar privado abandonaron el frente en Ucrania para tomar una ciudad sureña rusa y marchar sin oposición aparente hacia la capital, para luego retirarse en menos de 24 horas el sábado.
El Kremlin dijo que había llegado a un acuerdo según el cual el líder mercenario se trasladaría a Bielorrusia y recibiría una amnistía, al igual que sus soldados. Pero el lunes, medios rusos dijeron que la pesquisa penal contra Prigozhin seguía adelante y su paradero era desconocido.
El ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, hizo su primera aparición pública desde que la rebelión que reclamaba su destitución, con un video publicado en el que aparecía pasando revista a las tropas y que trataba de transmitir una sensación de orden tras un caótico fin de semana. Mientras tanto, los medios rusos especulaban con que él y otros mandos militares habían perdido la confianza de Putin y podrían ser sustituidos.
El Ministerio de Defensa publicó un video que mostraba a Shoigu volando en helicóptero y después reunido con mandos militares en un cuartel militar en Ucrania. El video fue muy difundido en medios rusos, incluida la televisión controlada por el estado. No estaba claro cuándo se había grabado.
Tampoco el jefe del Estado Mayor, el general Valery Gerasimov -objeto de la ira de Prigozhin, al igual que Shoigu- ha aparecido en público desde entonces.
Por su parte, el alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin, anunció el final del “régimen antiterrorista” impuesto en la capital el sábado, cuando se veían soldados con ametralladoras patrullando las calles y se excavaron baches en carreteras que llevaban a la ciudad.
No estaba claro qué ocurriría finalmente con Prigozhin y sus tropas según el acuerdo con el Kremlin mediado por el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko.
La investigación penal contra Prigozhin no se ha cerrado, pese a declaraciones precias del Kremlin, según dijo la agencia estatal de noticias RIA Novosti, que citó fuentes no identificadas en la Fiscalía General. La agencia de noticias Interfax emitió un reporte similar.
Si el caso sigue adelante, la presencia de Prigozhin en Bielorrusia -un firme aliado del Kremlin- ofrecería pocas protecciones ante la detención y extradición.
Prigozhin parecía despreocupado en algunas de las últimas imágenes tomadas durante la rebelión. Cuando la caravana de Wagner salía el sábado de la ciudad sureña rusa de Rostov del Don tras su breve ocupación, liderada por Prigozhin en una camioneta, alguien le preguntó cómo veía el resultado de su revuelta, según un video compartido después en medios sociales rusas.
“Es normal, hemos animado a todo el mundo”, respondió el jefe mercenario.
Antes de rebelarse, Prigozhin llevaba meses arremetiendo contra Shoigu y Gerasimov con diatribas llenas de insultos, y les acusó de no proporcionar suficiente munición a sus tropas durante la batalla por la localidad ucraniana de Bájmut, la más larga y sangrienta de la guerra.
Putin se mantuvo al margen de la disputa, mientras que Shoigu y Gerasimov no respondieron, en un posible reflejo de incertidumbre sobre el apoyo de Putin. Los expertos señalaron que al no poner fin a las diferencias, Putin había animado a Prigozhin a subir las apuestas de forma drástica.
Alex Younger, exdirector de la agencia de inteligencia británica MI6, dijo que parecía que “ningún bando tenía el control” durante la rebelión.
Dijo a la BBC que Prigozhin “no tenía un plan, no tenía gente suficiente” para tener éxito, mientras que Putin se mostró indeciso, al prometer primero que aplastaría a los rebeldes y después llegar a un acuerdo.
“Todo el mundo sale más débil de esto”, dijo Younger.
Cuando los periodistas le preguntaron el sábado si Putin seguía confiando en Shoigu, el vocero del Kremlin Dmitry Peskov respondió que no estaba al tanto de ningún cambio en la actitud del presidente. En comentarios sobre si se habían mencionado cambios en la cúpula militar durante las negociaciones con Prigozhin, Peskov dijo que los cambios de personal eran prerrogativa exclusiva de Putin como comandante en jefe, de modo que no había sido un tema de discusión.
Medios y comentaristas rusos especularon que Putin podría sustituir a Shoigu por Alexei Dyumin, gobernador de la región de Tula y que fue guardaespaldas del presidente y más tarde viceministro de Defensa. Señalaron que Putin, que evita tomar decisiones bajo presión, probablemente esperaría antes de anunciar el cambio.
Algunos analistas vieron la revuelta de Prigozhin como un movimiento desesperado para evitar que el Grupo Wagner fuera desmantelado tras una orden de que todas las compañías militares privadas firmaran contratos con el Ministerio ruso de Defensa para el 1 de julio.
La analista política rusa Tatiana Stanovaya dijo que el motín de Prigozhin “no era un asalto al poder ni un intento de tomar el Kremlin”, sino un esfuerzo desesperado en su creciente rivalidad con los líderes militares rusos.
“Prigozhin se vio obligado a salir de Ucrania y se encontró incapaz de mantener a Wagner como hacía antes, mientras la maquinaria del estado se volvía en su contra», escribió en un comentario en Twitter. “Para redondearlo, Putin le estaba ignorando y apoyaba públicamente a sus adversarios más peligrosos”.
Stanovaya señaló que si bien Prigozhin podría salir de la crisis con vida, no tendría un futuro político en Rusia bajo el mando de Putin.
Las diferencias de Prigozhin con los mandos militares se remontaban años atrás, a la intervención militar rusa en Siria, en la que también participó el Grupo Wagner. Escaló de forma drástica en los últimos meses durante los combates en Bájmut.
Estados Unidos tenía información sobre que Prigozhin llevaba un tiempo acumulando fuerzas cerca de la frontera con Rusia, lo que apuntaba a que la revuelta podría haberse preparado con antelación. Eso chocaba con las afirmaciones de Prigozhin sobre que su rebelión respondía a un ataque del ejército ruso contra sus campamentos en Ucrania el viernes, en el que dijo que había muerto un gran número de sus hombres.
El Ministerio de Defensa negó haber atacado los campamentos.
Andrei Kartapolov, líder del comité de asuntos de defensa de la cámara baja del parlamento ruso, dijo que los legisladores revisarían un proyecto de ley para regular la actividad de compañías militares privadas.
En declaraciones publicadas el domingo, Kartapolov dijo que tenía sentido seguir utilizando a las tropas de Wagner, a las que describió como “la unidad más capaz en Rusia”.
Señaló que no estaba claro si el Grupo Wagner seguiría siendo una única compañía o qué nombre llevaría, y señaló que algunos miembros de la firma recibirían contratos con el Ministerio de Defensa.
Aún no estaba claro qué supondría la rebelión de 24 horas para la guerra en Ucrania, donde según funcionarios occidentales, la moral es baja entre las fuerzas rusas.
El motín hizo que parte de las mejores tropas de Rusia fueran retiradas del campo de batalla: las tropas de Wagner, que demostraron su eficacia en Bájmut, la única victoria terrestre el Kremlin en meses, y los soldados chechenos enviados a detener su marcha hacia Moscú.
El rápido avance de los hombre de Wagner, casi sin oposición, dejó al descubierto puntos flacos en la seguridad y el ejército ruso. Según reportes, los mercenarios derribaron varios helicópteros y un avión militar de comunicaciones. El Ministerio de Defensa no ha hecho comentarios al respecto.
El Ministerio británico de Defensa, dijo que Ucrania ha “ganado impulso” en torno a Bájmut, con progresos al norte y el sur de la localidad.
“Hay pocas evidencias de que Rusia mantenga una reserva operativa de fuerzas terrestres significativas que puedan utilizarse para reforzar contra las múltiples amenazas que enfrenta ahora en sectores muy separados”, indicó en un parte diario sobre la guerra.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y líderes de varios aliados europeos de Ucrania comentaron los sucesos en Rusia durante el fin de semana, aunque las autoridades occidentales han sido comedidas en sus declaraciones públicas.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que “los hechos del fin de semana son un asunto interno ruso”.
En declaraciones en Vilna, Lituania, dijo que la crisis era “otra demostración del gran error estratégico que cometió el presidente Putin con su anexión ilegal de Crimea y la guerra contra Ucrania”.
El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, dijo a la prensa antes de una cumbre de ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo que la revuelta mostraba que la guerra está “resquebrajando el sistema político ruso”.
“El monstruo que creó Putin con Wagner, el monstruo le está mordiendo ahora”, dijo Borrell. “El monstruo actúa contra su creador”.
Fuente: AP