Un partido con raíces neofascistas obtuvo la mayor cantidad de votos en la elección nacional de Italia, con lo que se allanó el camino para que el lunes comenzaran las negociaciones para conformar el primer gobierno derechista en el país desde la Segunda Guerra Mundial, con Giorgia Meloni como la primera mujer en ocupar el cargo de primer ministro de Italia.
El vuelco hacia la derecha alteró de inmediato la geopolítica europea, colocando al partido euroescéptico de Meloni, Hermanos de Italia, en posición para encabezar a un miembro fundador de la Unión Europea y a la tercera mayor economía del bloque. La izquierda italiana advirtió de “días oscuros” en el horizonte y prometió mantener a Italia en el corazón de Europa.
Dirigentes derechistas en toda Europa aplaudieron de inmediato el triunfo de Meloni, asegurando que envía un mensaje histórico y nacionalista a Bruselas. La victoria de Meloni se produce después de un triunfo de la derecha en Suecia y de avances de la ultraderecha en Francia y España.
Sin embargo, la participación en las elecciones del domingo en Italia fue históricamente baja, con un 64%, y los encuestadores insinuaron que los votantes se quedaron en casa a manera de protesta y desilusionados por los acuerdos tras bastidores que dieron forma a los últimos tres gobiernos del país y por la combinación de partidos en el gobierno de unidad nacional del premier saliente Mario Draghi.
En contraste, Meloni, de 45 años, era percibida como un nuevo rostro en un carrusel de gobiernos italianos, y muchos de los habitantes del país parecían votar por un cambio, según los analistas.
La victoria de Hermanos de Italia, un partido que acaba de cumplir 10 años, habla más de la desilusión de los italianos con el statu quo de hace varias décadas que de algún aumento en el neofascismo o en el ultraderechismo, dijo Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales, un organismo con sede en Roma.
“Diría que la razón principal por la que muchos votarán por este partido es simplemente porque son los nuevos de la cuadra», declaró.
El marcado vuelco a la derecha en las elecciones “confirma que el electorado italiano sigue siendo voluble”, comentó Wolfango Piccoli, un analista político con sede en Londres, destacando que alrededor del 30% de los votantes eligieron a un partido distinto que en 2018.
Meloni, cuyo partido tiene sus orígenes en el Movimiento Social Italiano, un partido neofascista de la posguerra, intentó mostrar un tono de unificación, destacando que los italianos finalmente fueron capaces de determinar a sus gobernantes.
“Si se nos llama a gobernar esta nación, lo haremos para todos, lo haremos para todos los italianos, y lo haremos con el objetivo de unir al pueblo”, dijo Meloni. “Italia nos eligió. No la traicionaremos”.
Los resultados casi definitivos mostraban que la coalición de centro-derecha obtuvo el 44% de los votos parlamentarios, mientras que los Hermanos de Italia de Meloni se hicieron con el 26%, lo que supuso su mayor victoria en una década de existencia. Sus socios de coalición se repartieron el resto: el partido antiinmigración Liga, liderado por Matteo Salvini, obtuvo el 9%, y Forza Italia, del ex primer ministro Silvio Berlusconi, se llevó alrededor del 8% de los votos.
El Partido Democrático, de centro-izquierda, y sus aliados obtuvieron alrededor del 26% de los sufragios, mientras que el Movimiento 5 Estrellas —que fue el más votado en las elecciones parlamentarias de 2018— consiguió el 15%.
Aunque la centro-derecha fue la clara vencedora, la formación de un gobierno aún está a semanas de distancia e implicará consultas entre los líderes de los partidos y con el presidente Sergio Mattarella. Mientras tanto, Draghi permanece en un papel provisional.
Fuente: AP