Médicos en Ciudad de Gaza que trabajan cada vez con menos suministros practicaban cirugías en los pisos de un hospital, a menudo sin anestesia, en un intento desesperado de salvar a los heridos graves de una enorme explosión que mató a cientos de palestinos cobijados en otro hospital cercano, mientras continuaban el bombardeo israelí y el asedio al territorio.
El grupo armado Hamas atribuyó la explosión a un ataque aéreo israelí, mientras que el ejército israelí culpó a un cohete malogrado de otros milicianos palestinos. Al menos 500 personas murieron, según el Ministerio de Salud gestionado por Hamas.
La indignación por la masacre en el hospital se extendía por Oriente Medio mientras el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aterrizaba en Israel con la esperanza de evitar que se expanda la guerra, iniciada cuando milicianos de Hamas atacaron ciudades y pueblos del sur de Israel el 7 de octubre.
Biden abrazó al llegar al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y más tarde dijo que la explosión no parecía ser culpa de Israel. “En función de lo que he visto, parece que fue obra del otro equipo, no ustedes”, dijo Biden a Netanyahu en declaraciones ante la prensa.
Durante su visita, Biden tenía previsto reunirse con personal de emergencias y familiares de personas asesinadas, heridas o capturadas en el ataque de Hamas.
Los ataques aéreos israelíes continuaban el miércoles en Gaza, incluso en ciudades sureñas que Israel había descrito como “zonas seguras” para civiles palestinos.
El ministro jordano de Exteriores dijo que su país había cancelado un encuentro con Biden, el rey Abdalá II de Jordania, el presidente palestino, Mahmud Abás, y el presidente de Egipto, Abdul Fatá El Sisi. Ahora Biden sólo visitará Israel, según un funcionario de la Casa Blanca.
La guerra entre Israel y Hamas está “llevando la región al límite”, indicó en la televisora estatal el ministro jordano de Exteriores, Ayman Safadi.
El ejército israelí ofreció una conferencia de prensa el miércoles en la que expuso sus argumentos sobre por qué no era responsable de la explosión en el hospital del Al Ahli. El contraalmirante Daniel Hagari, portavoz jefe de las fuerzas armadas, dijo que sus fuerzas no estaban disparando en esa zona.
En su lugar, dijo Hagari, un radar israelí confirmó una ronda de cohetes lanzada por el grupo palestino Yihad Islámica desde un cementerio cercano en ese momento, en torno a las 18:59. Videos independientes del lugar mostraban que uno de los cohetes se había precipitado desde el cielo, dijo.
El cohete malogrado cayó en el estacionamiento fuera del hospital. Si hubiera sido un ataque aéreo, ahora habría un cráter en el lugar, afirmó, pero en lugar de eso la deflagración procedía de la cabeza del cohete fallido y el combustible que no había gastado su sistema de propulsión.
El ejército israelí también publicó una grabación que según dijo era de dos milicianos de Hamas hablando de la explosión, en la que las personas decían que se creía que era un lanzamiento fallido de Yihad Islámica y que la metralla parecía ser de armas de la milicia, no israelíes.
Hagari dijo que compartiría su información con autoridades británicas y estadounidenses y cuestionó la cifra de muertos que ha dado el Ministerio de Salud de Gaza, gestionado por Hamas.
Desde el inicio de la guerra, unos 450 cohetes disparados a Israel por grupos milicianos han caído en Gaza, según el ejército.
Hamas calificó la explosión del martes en el hospital como una “horrible masacre”, y afirmó que fue causada por un ataque israelí.
La Yihad Islámica rechazó las afirmaciones israelíes y acusó a Israel de “tratar de eludir la responsabilidad de la brutal masacre que cometió”.
El grupo mencionó la orden de Israel de evacuar Al Ahli y reportes de un ataque anterior contra el complejo hospitalario como prueba de que el hospital era un objetivo israelí. También afirmó que la magnitud de la explosión, el ángulo de caída de la bomba y el alcance de la destrucción apuntaban a Israel.
La explosión del martes por la noche en el hospital de Al Ahli dejó escenas estremecedoras. Cientos de palestinos se habían refugiado en Al Ahli y otros hospitales de Ciudad de Gaza con la esperanza de que se salvaran de los bombardeos después de que Israel ordenara a todos los residentes de la ciudad y sus alrededores que evacuaran al sur del territorio.
Ghassan Abu Sitta, cirujano plástico que trabaja en Al Ahli, dijo que el hospital estaba lleno de personas desplazadas que buscaban cobijo de los ataques aéreos israelíes cuando oyó una fuerte explosión y el techo de su quirófano se vino abajo.
“Los heridos empezaron a cojear hacia nosotros”, escribió en Facebook. Vio cientos de muertos y heridos graves.
“Puse un torniquete en el muslo de un hombre al que le habían volado la pierna y después fui a atender a un hombre con una herida penetrante en el cuello”, dijo.
Videos que The Associated Press confirmó procedían del hospital mostraban los terrenos del centro sembrados de cadáveres, muchos de ellos de niños pequeños, mientras las llamas envolvían el edificio. El césped que los rodeaba estaba lleno de mantas, mochilas y otras pertenencias. El miércoles por la mañana, el lugar se veía salpicado de autos calcinados y los restos negros del incendio cubrían el suelo.
Ambulancias y vehículos privados llevaron a unas 350 víctimas al principal hospital de la ciudad, Al Shifa, que ya estaba sobrepasado por los heridos de otros ataques, indicó su director, Mohammed Abu Selmia.
Las víctimas llegaron con heridas espantosas, según el vocero del Ministerio gazatí de Salud Ashraf al-Qidra. Algunos estaban decapitados, destripados o les faltaban miembros.
Los médicos en el sobrepasado hospital recurrieron a operar en el suelo y en los pasillos, en su mayoría sin anestesia.
“Necesitamos equipos, medicinas, camas, anestesia, lo necesitamos todo”, dijo Abu Selmia. Advirtió que el combustible para los generadores del hospital se agotaría en cuestión de horas, lo que obligaría a suspender las operaciones por completo, si no llegaban suministros a la Franja de Gaza.
Mientras tanto, Estados Unidos trataba de convencer a Israel de que permitiera la entrega de suministros para civiles desesperados, grupos humanitarios y hospitales en la diminuta Franja de Gaza, que lleva bajo un bloqueo total desde el cruento ataque de Hamas de la semana pasada. Cientos de miles de personas cada vez más desesperadas trataban de conseguir agua y pan.
El Ministerio de Salud de Gaza informó de al menos 3.200 muertos en el territorio y 11.000 heridos. Se cree que otras 1.200 personas están sepultadas bajo los escombros, vivas o muertas, en diversas partes de Gaza, según las autoridades de salud.
En el ataque del 7 de octubre en el sur de Israel, los combatientes de Hamas mataron a más de 1.400 personas, en su mayoría civiles, y tomaron a unas 200 como rehenes. Los combatientes de Hamas han lanzado cohetes desde Gaza todos los días desde entonces, apuntando a ciudades de todo Israel.
En todo Oriente Medio se produjeron protestas. En Amán, un comunicado de palacio dijo que el rey de Jordania condenaba “la masacre perpetrada por Israel contra civiles inocentes”.
El rey “advirtió que esta guerra, que ha entrado en una fase peligrosa, sumirá a la región en un desastre atroz”, afirmó el comunicado.
Se espera que Israel, que ha movilizado tropas a la frontera, inicie una invasión terrestre en Gaza.
El ejército volvió a decir a los palestinos que se fueran de Ciudad de Gaza y se dirigieran al sur, afirmando que si se entregaba ayuda sería cerca de la ciudad de Khan Younis, en el sur de Gaza.
En el cruce de Rafah, la única conexión del enclave con Egipto, camiones cargados de ayuda esperaban a cruzar.
El miércoles no pasaba ninguna ayuda humanitaria por el paso fronterizo de Rafah, según dijo un funcionario egipcio que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a los medios.
Fuente: AP