El senador federal floridano Marco Rubio ha apoyado el proceso de paz en Colombia, lo que significa un importante espaldarazo político en momentos que trata de persuadir al presidente Donald Trump de que mantenga el respaldo estadounidense al controvertido plan.
El senador republicano de Miami se refirió en un discurso al papel de Estados Unidos en la transición de Colombia de un estado casi fallido hace 15 años a una historia de éxito en este momento, y su condición de uno los aliados regionales más importantes de Washington.
“Todo eso es resultado de la participación de Estados Unidos, no del alejamiento”, dijo Rubio a líderes latinoamericanos reunidos en el martes en la 47ª Conferencia de las Américas en Washington, coauspiciada por el Departamento de Estado y el Consejo de las Américas.
Rubio no mencionó los $450 millones que el entonces presidente Barack Obama prometió al gobierno colombiano. La entrega de esos fondos está ahora en duda, en momentos que el gobierno de Trump planea reducir la asistencia al extranjero en 31 por ciento en el presupuesto del Departamento de Estado, pero el apoyo de Rubio se considera una señal potencial de que Trump mantenga la asignación de una cantidad significativa de fondos a ese esfuerzo.
“Ha habido cierta incertidumbre sobre este compromiso debido al nuevo gobierno”, dijo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, una organización de Washington especializada en América Latina. “El apoyo de Rubio no garantiza nada pero él es ciertamente alguien de mucho peso y tiene credibilidad en la política estadounidense hacia Latinoamérica. El presidente Santos probablemente lo considere una señal muy alentadora”
El mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, tiene programado visitar a Trump la próxima semana.
En general, Colombia se considera una gran historia de éxito de la política exterior estadounidense. Con el apoyo de gobiernos tanto republicanos como demócratas, Washington ha entregado más de $10,000 millones en asistencia a Colombia desde el 2000 para combatir el narcotráfico y la violencia de las drogas.
El año pasado, Santos firmó un histórico acuerdo de paz con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se vio como el comienzo de un nuevo capítulo tras medio siglo de conflicto armado.
Estados Unidos sigue jugando un papel clave en Colombia. Pero incluso si no se entregan esos fondos, una declaración de apoyo al proceso ayudaría a Santos a reclamar que merece apoyo en su propio país. Sin embargo, el plan ha enfrentado una fuerte oposición de algunos que piensan que Santos fue demasiado lejos y entregó demasiado a las FARC, responsable de muertos y decenas de miles de desplazados.
El ex presidente Álvaro Uribe lideró la campaña de oposición. Uribe compartió sus puntos de vista con el presidente Trump el mes pasado durante un encuentro espontáneo en el club del presidente en la Florida, y en una carta enviada al gobierno federal y al Congreso, en que advirtió que los esfuerzos de Santos por completar el acuerdo de paz con los guerrilleros pudiera llevar a que Colombia se convierta en un estado autoritario parecido a Venezuela.
Durante su discurso en el Departamento de Estado, Rubio dijo que al visitar Colombia con su esposa, quien es de origen colombiano, sintió la inseguridad en el país durante buena parte de los años 1990, cuando los atentados con bomba eran casi la norma. Al igual que muchas personas con familiares colombianos, les preocupaba perder a seres queridos que sencillamente estuvieran en el lugar equivocado en medio de la violencia.
“Mediante mucho esfuerzo, sangre y sacrificio, y con la ayuda de Estados Unidos, el pueblo colombiano pasó de estar a punto de convertirse en un estado fallido a ser quizás nuestro aliado regional más fuerte en Sudamérica en este momento”, dijo Rubio.
Luis Alfonso Plazas Vega, ex director de estupefacientes del Gobierno de Alvaro Uribe Vélez, denuncia que el narcotráfico de las FARC se beneficia de los términos del acuerdo de paz con la administración del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dejando por fuera la aplicación de justicia. Asegura que la guerrilla tiene vínculos directos con el Gobierno castrista y que el narcotráfico pone en riesgo a las democracias latinoamericanas.
José A. Iglesias el Nuevo Herald
Durante una cena el lunes en la residencia en Washington del embajador colombiano, Juan Carlos Pinzón, el diplomático rindió honor a Rubio por su apoyo, calificándolo de un “campeón de una Colombia próspera y pacífica”.
Rubio dijo que el apoyo estadounidense debe apegarse a las condiciones estipuladas en el acuerdo. Los delitos cometidos por las FARC no pueden quedar impunes y hay que compensar a las víctimas. Pero Shifter dijo que tales condiciones debían ser válidas tanto para un gobierno demócrata o republicano.
“Los colombianos deben estar muy entusiasmados con el discurso de Rubio”, dijo Shifter. “Eso se traducirá en dinero. Ahora tenemos que ver cuánto dinero es”.
Por: Franco Ordoñez / elNuevoHerald.com
