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Los esfuerzos republicanos para salvar a Jeff Sessions

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El presidente Donald Trump (izq) y el secretario de Justicia Jeff Sessions fotografiados durante una ceremonia de graduación del FBI en Quantico, Virginia, el 15 de diciembre del 2017. Trump no disimula su malestar con Sessions, pero sus colaboradores hasta ahora lo han convencido de que no lo despida por temor a las consecuencias de esa medida. (AP Photo/Evan Vucci, File)

Por JONATHAN LEMIRE, ERIC TUCKER and LISA MASCARO, Associated Press
WASHINGTON (AP) — Días después de que Donald Trump hablase del “atribulado” Jeff Sessions y amenazase con despedir a su secretario de Justicia en julio del año pasado, miembros de su círculo íntimo montaron un esfuerzo desesperado para salvar a Sessions.

El secretario de la presidencia de entonces Reince Priebus y el principal estratega del presidente Steve Bannon le imploraron que no echase a Sessions durante una acalorada discusión en la Oficina Oval, advirtiéndole que si lo despedía, echaría leña al fuego de la hoguera que es la investigación en torno a Rusia. Al mismo tiempo, le dijeron, podría alienar a sectores conservadores de la base de Trump que veneran a Sessions por sus firmes posturas sobre la inmigración y el imperio de la ley.
Priebus y Bannon perdieron sus puestos en menos de un mes. Pero Sessions sobrevivió.
Y diez meses después, la campaña para salvar al secretario de Justicia sigue viva. En encuentros privados, en presentaciones públicas por televisión y en llamadas nocturnas los asesores y aliados de Trump han hecho todo lo posible por convencerlo de que no despida a un miembro de su gabinete cuya lealtad pone en duda. Esos esfuerzos son uno de los pocos intentos exitosos de controlar a un presidente que se deleita llevando la contra a sus colaboradores y desafiando las normas establecidas.
No todos, sin embargo, creen que la relación es sostenible a largo plazo.
El abogado de Trump Rudy Giuliani dijo este mes que el mandatario volvió a plantear el tema y se preguntó en voz alta si no había sido un error no despedir a Sessions. Tanto Giuliani como varios legisladores republicanos insinuaron que cuando concluya la investigación del fiscal especial Robert Mueller, la continuidad de Sessions volvería a peligrar.
“No hay duda de que se queja de él, de que tiene algunos reproches. No sé si es algo que ya ventilaron. (Pero) No va a despedirlo antes de que se acabe todo esto”, declaró Giuliani a la prensa el miércoles, aludiendo a la investigación de Mueller. “Ni creo que deba hacerlo”.
Trump dejó en claro el miércoles que persiste su malestar con la decisión de Sessions de abstenerse de intervenir en la investigación de Rusia. En un tuit dijo que lamentaba haber designado a Sessions.
El presidente, no obstante, parece entender las posibles consecuencias de un despido de Sessions y está resignado a mantenerlo al menos por un tiempo, según casi una docena de allegados que hablaron a condición de no ser identificadas al comentar charlas privadas.
Los defensores de Sessions tienen tres argumentos: Despedir a Sessions, quien es un testigo en la investigación de Mueller, sumaría nuevos problemas legales a los que ya puede tener en ese asunto; irritaría a la base de Trump en la antesala de las elecciones de mitad de término, y varios senadores republicanos se rebelarían en desacuerdo con el trato que da a un viejo colega que simplemente respetó las normas del Departamento de Justicia al recusarse.
El presidente de la comisión judicial del Senado Chuck Grassley dijo que no programaría una audiencia para confirmar a otro secretario de Justicia si Sessions es despedido.
Giuliani dijo a la Associated Press el miércoles que Trump le preguntó en numerosas ocasiones si debía haber despedido a Sessions.
“Cuando me lo pregunta, le digo que no, que todo está saliendo bien”, afirmó Giuliani, quien comparó el temperamento de Trump con el del finado dueño de los Yanquis de Nueva York George Steinberg, cuya volatilidad era legendaria.
Influyentes dirigentes conservadores también han escuchado a Trump despotricar contra Sessions y lo exhortaron a no hacer nada drástico, de acuerdo con una persona que está en contacto con ambos y que pidió anonimidad por estar difundiendo conversaciones privadas. El informante recuerda un episodio en el que Trump habló mal de Sessions y él le hizo notar que el secretario de Justicia estaba sacando adelante la agenda del mandatario.
Trump cree también que Sessions no maneja bien el tema de la inmigración ilegal y que no le da el énfasis necesario a la lucha contra las organizaciones delictivas trasnacionales.
Sessions ofreció en alguna oportunidad su renuncia, pero fue rechazada. Se dice que sigue en el cargo, por el cual renunció a una banca en el Senado, porque cree en el programa de Trump.
Da la sensación, por otro lado, de que la oposición al despido de Sessions se está debilitando.
El senador Lindsey Graham, que en marzo dijo que un despido de Sessions haría “explotar” la comisión judicial del Senado, cambió de tono el miércoles, en que afirmó que los cargos ministeriales “no son vitalicios” y que en algún momento Sessions podría llegar a la conclusión de que “si el presidente no confía en ti… eso afectará tus posibilidades de tener un buen desempeño”.
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Los reporteros de la Associated Press Chad Day y Jill Colvin colaboraron en este despacho desde Washington.

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