El ambiente político en Colombia no ha parado de calentarse en los últimos meses por cuenta de la implementación de los acuerdos de paz a los que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos llegó con las FARC en La Habana.
Acusaciones van y vienen todos los días con relación a la que hasta hace poco fue la guerrilla más antigua de América Latina y que desde hace dos semanas se convirtió oficialmente en partido político: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Para muchos, la organización comenzó con el pie izquierdo al mantener las siglas de FARC, que durante más de medio siglo los identificó como guerrilla, pero que ahora significan Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Iván Márquez, jefe de las FARC, explicó durante una rueda de prensa que la idea es no “romper los vínculos” de su pasado y que no cambiaron las siglas porque “continuarán con el conflicto pero desde la vía de la política legal”.
“Asesinos”, “secuestradores” y “terroristas”, son solo algunos de los comentarios que se lanzan a diario en las redes sociales contra los ex guerrilleros, en una clara muestra de que un gran sector de los colombianos no perdonan sus crímenes y aún no están preparados para tratarlos como líderes políticos.
Las encuestas también los castigan. Un sondeo de septiembre pasado de la firma Invamer reveló que el 85.1 por ciento tiene una imagen negativa de las FARC y el 75.4 por ciento no cree que cumplan con lo pactado con el gobierno.
Así mismo, el 88.6 por ciento aseguró que no votaría por el candidato presidencial de las FARC y el 65.2 por ciento consideró que la implementación de los acuerdos va por mal camino.
El ambiente se agitó aún más en las últimas semanas luego de la polémica aparición del ex jefe guerrillero ‘Jesús Santrich’ en un debate político en el Congreso. Su presencia e intervención en la Comisión Primera de la Cámara generó tal indignación entre la bancada del Centro Democrático, el partido del ex presidente Álvaro Uribe, que el debate terminó en un intercambio de gritos.
Mientras los representantes uribistas le gritaron “asesino” y exigieron no darle la palabra “hasta que primero pague por sus crímenes y repare a las víctimas”, del otro bando les respondieron con “fascistas” y “paracos”.
Casi que de inmediato llovieron los mensajes en Twitter con la etiqueta #SantrichAsesino y la indignación fue mayor cuando Santrich anunció en esta red social que demandará al congresista Edward Rodríguez por haberlo llamado “asesino”.
“Eduard, hermano, ten certeza que te voy a demandar. Resulta que yo estoy amnistiado y no hay manera de que pruebes que soy asesino”, escribió.
Fuente: elNuevoHerald.com