SAO PAULO (AP) — En el tramo final del partido entre Brasil y México, Marcelo irrumpió al área por la banda izquierda, con Raúl Jiménez respirándole en la nuca, y se fue el piso. El brasileño levantó los brazos y miró a todos lados incrédulo mientras pedía el penal.
Pero el árbitro turco Cuneyt Cakir no compró como lo hizo su colega japonés Yuichi Nishimura en el partido inaugural de la Copa del Mundo ante Croacia, en el que la polémica por una cuestionable pena máxima dio rienda suelta a las teorías conspirativas.
«¿Es que Brasil ya no le van a pitar más penales?», se preguntó el entrenador brasileño Luiz Felipe Scolari con ironía en la rueda de prensa tras el empate 0-0 de la selección anfitriona el martes ante México por el Grupo A.
Con un recital de espectaculares atajadas, el portero mexicano Guillermo Ochoa fue un auténtico muro en el partido disputado en una ciudad costera cuyo nombre le vino a la perfección a las circunstancias: Fortaleza.
«Sólo podemos hablar del arquero de ellos. Fueron cuatro milagros», opinó el delantero brasileño Fred.
El resultado también hizo resurgir las dudas en torno a Brasil. ¿Quién se encarga demeter los goles? ¿Tiene creación? ¿Alguien puede aconsejar a Marcelo y Dani Alves que no dejen tan abiertas sus bandas? En fin, ¿realmente cuentan con las suficientes herramientas para conquistar su sexto título mundial, y primero como local?
Como ocurre con la Argentina de Lionel Messi, este Brasil también depende en demasía a las genialidades de un solista, en este caso Neymar, para desarmar a adversarios ordenados y con oficio. La victoria 3-1 ante Croacia en el debut tampoco fue un paseo, ya que debieron ponerse el overol para revertir un madrugador tanto en contra.
Scolari, quien por primera vez en nueve partidos mundialistas al frente de la ‘selecao’ no salió victorioso, está acostumbrado a lidiar con los cuestionamientos por los resultados que se consiguen con lo justo, al igual que con los reproches sobre un estilo de juego tildado de conservador.
«En Brasil tenemos la costumbre de creer que el otro equipo no juega nada», disparó ante los periodistas, diciendo que lo único que faltó fue el gol.
En su particular evaluación, agregó que Brasil «jugó mejor que contra Croacia, entonces mi equipo ha evolucionado y aún puede mejorar».
Por lo pronto, Brasil y México lideran el Grupo A con cuatro puntos, aunque los anfitriones sacan ventaja por mejor diferencia de goles. Croacia y Camerún, que vienede caer 1-0 ante México, se miden el miércoles en Manaos.
También este martes entraron en escena los últimos cuatro equipos que faltaban, los del Grupo H.
Corea del Sur y Rusia igualaron 1-1 en Cuiabá, mientras que Bélgica remontó para vencer 2-1 a Argelia en Belo Horizonte.
Mientras Ochoa se congratulaba por el «partido de mi vida», el arquero ruso Igor Akinfeev cometió la gran pifiada del torneo. Dentro de un partido de mediocre calidad, Akinfeev no supo retener un remate de Lee Keun-ho que parecía tener controlado, con lo que los surcoreanos se adelantaron a los 68 minutos. Pero el recién ingresado Alexander Kerzhakov prendió un rebote dentro del área y salvó a su compañero para el definitivo 1-1 a los 74.
Señalada como la selección tapada, Bélgica no convenció en su debut ante Argelia. Goles de Marouane Fellaini y Dries Mertens en los últimos compases permitieron a los europeos embolsarse los tres puntos, luego que Sofiane Feghouli adelantó al equipo del norte de África con un penal a los 25 minutos.
La victoria dejó a los belgas en la cima de la llave, con rusos y surcoreanos como escoltas con una unidad.
¿Cuál fue la clave belga? No tuvo nada que ver con un partido brillante de su estrella Eden Hazard ni mucho menos. Fueron los ingresos de Fellaini y Mertens en el segundo tiempo, amén que los argelinos se agotaron.
«Los cansamos. Se fundieron», dijo el técnico belga Marc Wilmots.
Copyright 2014 The Associated Press. All rights reserved. This material may not be published, broadcast, rewritten or redistributed.