Los líderes de la OTAN se reunían el miércoles para presentar un nuevo foro que simbolizaba sus lazos con Ucrania, tras comprometerse a dar más ayuda militar a Kiev para combatir a Rusia pero ofrecer sólo vagas promesas sobre su futura membresía.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y sus homólogos de la OTAN se reunirían con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, en el nuevo Consejo OTAN-Ucrania, un organismo permanente en el que los 31 aliados y Ucrania se sentarían como iguales y podrían iniciar conversaciones de crisis.
El plan formaba parte de los esfuerzos de la OTAN de acercar a Ucrania todo lo posible a la alianza militar sin incluirla en el grupo. Los líderes dijeron el martes que Ucrania podría sumarse “cuando los aliados acuerden que se cumplen las condiciones”.
Esa ambigüedad refleja los desafíos de alcanzar un consenso entre los miembros actuales de la alianza mientras continúa la guerra, y ha decepcionado a Zelenskyy. Su ánimo podría remontar cuando las naciones del Grupo de los Siete presenten sus compromisos de seguridad para la Ucrania de posguerra.
“Debemos mantenernos fuera de esta guerra pero poder apoyar a Ucrania. Hemos logrado ese equilibrio muy delicado durante los últimos 17 meses. Va en beneficio de todos que mantengamos ese equilibrio”, dijo el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, a su llegada a la cumbre.
El primer ministro de Letonia, Krisjanis Karins, cuyo país está en el flanco oriental de la OTAN y tiene una larga y accidentada historia con Rusia, dijo que habría preferido conseguir más para Ucrania.
“Siempre habrá diferencias en cuanto a cómo de rápido quiere ir uno. Pero (…) al final, lo que consigue todo el mundo, incluida Ucrania, y lo que ve Moscú es que estamos todos muy unidos”, dijo.
Aunque Zelenskyy asistiría al último día de la cumbre en Vilna, ha sido muy crítico con lo que describe como los “absurdos” reparos de la OTAN a fijar un calendario para que su país entre en la alianza.
En definitiva, los países occidentales están dispuestos a seguir enviando armas para ayudar a Ucrania a hacer el trabajo para el que se creó la OTAN -mantener la línea ante una invasión rusa- pero no a permitir que Ucrania se sume a sus filas y se beneficie de su seguridad mientras continúe la guerra.
En un discurso el martes en una plaza de Vilna, Zelenskyy dijo que tenía fe en la OTAN, pero que le gustaría “que esa fe se convierta en confianza, confianza en las decisiones que merecemos, todos nosotros, cada soldado, cada ciudadano, cada madre, cada niño”.
Sin embargo, en la cumbre ha predominado la prudencia, especialmente de Biden, que ha dicho específicamente que no cree que Ucrania esté lista para entrar en la OTAN. Hay preocupaciones sobre que la democracia del país sea demasiado inestable y la corrupción esté demasiado arraigada.
El Artículo 5 de la carta de la OTAN indica que los miembros están obligados a defenderse de un ataque, algo que podría situar rápidamente a Estados Unidos y otros países en un conflicto directo con Rusia.
Sin embargo, definir cuándo han terminado las hostilidades no es una tarea sencilla. Las autoridades han declinado definir el objetivo, lo que podría suponer un cese el fuego negociado o que Ucrania recupere todo el territorio ocupado. En cualquier caso, Putin prácticamente tendría poder de veto sobre la membresía ucraniana en al OTAN al prolongar el conflicto.
Entre los actos programados para el miércoles también había un encuentro del Grupo de los 7 en paralelo a la cumbre que podría establecer un marco de seguridad de largo plazo para Ucrania.
En un comunicado, el Ministerio británico de Exteriores dijo que la declaración conjunta del G7 “establecerá cómo apoyarán los aliados a Ucrania en los próximos años para poner fin a la guerra y disuadir y responder a cualquier ataque futuro. Es la primera vez que tantos países han acordado un acuerdo exhaustivo de seguridad de largo plazo de esta clase con otro país”.
Fuente: AP