Según quién habla, la elección a senador por Alabama el martes es para consolidar el “milagro Trump” en Washington o que triunfe la “decencia” en el estado.
En el centro está Roy Moore, o “juez Moore” para sus partidarios. El republicano de 70 años fue expulsado dos veces de la Corte Suprema estatal por violar la ley federal y ahora intenta una resurrección política en medio de acusaciones de acoso sexual a niñas adolescentes cuando él era treintañero.
En su camino se interpone el demócrata Doug Jones, de 63 años, un ex fiscal federal conocido por el juzgamiento y condena de dos miembros del Ku Klux Klan que mataron a cuatro niñas negras al atacar una iglesia con bombas en 1963.
El premio es la banca que dejó vacante el secretario de Justicia Jeff Sessions. Los republicanos tienen una mayoría de 52-48 en el Senado. Una elección rutinaria en Alabama previsiblemente no alteraría esa proporción porque el estado no envía un demócrata a la cámara alta desde 1992. El presidente Donald Trump ganó aquí por 28 puntos en 2016 y sigue siendo popular en el estado.
Pero debido al pasado de Moore, el resultado está tan en duda que tanto Trump como su predecesor demócrata Barack Obama han intervenido con llamadas telefónicas de último momento.
La intensidad de la campaña ha dado lugar a un torrente continuo de noticias falsas en las redes sociales. Un análisis de Associated Press en cooperación con Facebook contó al menos 200 informes falsos hacia el fin de semana. Un sitio web sostuvo que una de las mujeres que había acusado a Moore de acoso sexual se retractó. No lo hizo. Los detractores de Moore dijeron en redes sociales que el juez escribió en 2011 que las mujeres no debían ejercer funciones públicas electas. No es verdad.
En su último discurso antes de la apertura de las casillas, Jones habló de “encrucijada” y de votar por la “decencia”.
Moore rechazó las acusaciones, las calificó de “repugnantes”, y se presentó como víctima de una “campaña muy, muy dura”.