Se podría suponer que para ser un empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en el área de China sería bueno conocer ese país. Sin embargo, aunque aprueben un proceso de verificación que puede llegar a dos años, basta con haber realizado viajes reiterados a China para que el curriculum vitae acabe en el cesto de la basura de la inteligencia estadounidense. «Están muy paranoicos por la penetración del Ministerio de Seguridad del Estado (MSE) y por la cooptación de estudiantes», dijo a la revista Newsweek un analista de inteligencia retirado.
La preocupación comenzó durante el proceso de empleo de Glenn Duffie Shriver. El joven de 28 años hablaba mandarín, conocía la política asiática y había estudiado y trabajado en China. «Pero cuando los investigadores de la CIA comenzaron a profundizar en sus experiencias, empezaron a sospechar que había sido despachado por los jefes de espías de Beijing», escribió Jeff Stein en la revista estadounidense.
Lo sometieron, como parte del los requisitos de contratación, a un detector de mentiras. Shriver se puso tan nervioso por la prueba que retiró su solicitud de empleo y salió corriendo. Pocos meses más tarde, en junio de 2010, lo detuvieron cuando se preparaba para abordar un avión hacia Corea del Sur.
Lo acusaron de cinco cargos de falso testimonio y uno de «conspirar voluntariamente para proporcionar información sobre la defensa nacional a oficiales de inteligencia de la República Popular China».Luego de negociar con la fiscalía recibió una condena de cuatro años.
«Hoy el caso Shriver agita todavía a la CIA», según Newsweek. Si el MSE chino se había concentrado antes en infiltrar la seguridad por medio de la seducción o la extorsión de personas de ascendencia china, la osadía de reclutar al estudiante mostraba un cambio de táctica. El arresto a fines de marzo de Candace Marie Claiborne, empleada del Departamento de Estado, por haber mentido a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) sobre sus contactos con la inteligencia china lo confirmó.
Según Larry Pfeiffer, quien fue jefe de Gabinete de la CIA durante la dirección de Michael Hayden, entre 2006 y 2009, «la presunción natural es que no ha de ser el único. La Oficina de Seguridad de la agencia, que realiza estudios sobre estas cuestiones, determinó que era probable que existieran otros reclutados».
«Hace un año o dos, la CIA atravesó un gran temor a la infiltración», dijo a Stein el ex analista de inteligencia. «Comenzaron realmente a tomar medidas drásticas con respecto a quién contrataban».
Un ex funcionario de la agencia advirtió que «siempre hay un rumor», pero que no tenía conocimiento de que existiera «una búsqueda específica en este momento». La CIA, desde luego, no discute sus cuestiones delicadas públicamente.
Pero el caso de Shriver «causó una gran preocupación por la elección de estudiantes estadounidenses en China», dijo Dennis Wilder, subdirector del sector dedicado al Sudeste Asiático y el Pacífico en la agencia entre 2015 y 2016. «Hoy se hace mucho más escrutinio de cualquiera que haya pasado tiempo en China como estudiante, sobre todo en programas de largo plazo».
En consecuencia la CIA detuvo el reclutamiento de algunos de los aspirantes mejor calificados. «Eso ha dañado la capacidad de la agencia para comprender lo que sucede dentro de China. Al dejar a un lado a los solicitantes que han viajado mucho por el país, la CIA tiene que entrenar desde cero a más analistas de China, empezando por los cursos de idioma», según Newsweek.
Algo de importancia crucial: «Aprender un mandarín o un cantonés apenas más que rudimentario puede llevar un año de clases intensivas cotidianas». Y son apenas dos de la docena aproximada de lenguas principales que se hablan en China, «muchas de las cuales son mutuamente incomprensibles».
Los líderes económicos de Beijing no quieren más antagonismo con Washington; sin embargo, perdieron en la argumentación ante la inteligencia y los militares chinos. Así, en 2014 hubo otro escándalo por el ciber-robo de 18 millones de archivos sobre el personal del gobierno estadounidense. Ese mismo año el FBI difundió una videodramatización del caso Shriver, Game of Pawns (Juego de peones).
Según Wilder —actualmente investigador superior en la Iniciativa por el Diálogo EEUU-China en la Universidad de Georgetown— algunas cosas de importancia cambiaron en los últimos años: «Su servicio de seguridad, sus funcionarios, son más sofisticados en cuestiones occidentales. Tienen más habilidades con los idiomas. Encuentran oportunidades con todos estos estudiantes y otros que viajan a China, y pueden realizar el reclutamiento en el territorio propio».
Un ex subdirector de contrainteligencia del FBI, Harry Brandon, opinó que el MSE obtuvo beneficios aunque su topo haya sido detenido. «A pesar de que con toda probabilidad no plantaron a Shriver para que fuera capturado y desatara la paranoia en la CIA, es posible que ahora lo consideren un beneficio». En Game of Pawns, el mismo Shriver advirtió: «No se engañen. El reclutamiento sigue activo, y el objetivo es la gente joven».
Fuente: www.infobae.com