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Florida gasta $600 millones: una fortuna en vano para comprar mascarillas

por actualidad

Cuando la Florida finalmente se dio cuenta de que el problema del coronavirus se iba a convertir en una crisis estatal, la División de Manejo de Emergencias estatal se lanzó en una carrera acelerada por comprar mascarillas N95, la norma de oro en equipo de protección hospitalaria, negociando unos $600 millones en órdenes de compra solamente la semana pasada.

El mayor contrato fue una orden de compra de $225 millones —30 millones de mascarillas a $7.50 cada una— acordado el 30 de marzo. Se negoció a través de un cabildero de Miami, Manny Reyes, hijo del comisionado miamense Manolo Reyes. En tiempos normales, las mascarillas cuestan entre 58 centavos y $1.25 cada una.

Foto Shutterstock

Pero el acuerdo fracasó por las mismas razones que han fracasado otros: el caótico sistema de compras estatal que batalla contra una escasez nacional.

Todos los estados están tratando de hacer lo mismo en este momento. Nuevas proyecciones de salud pública dadas a conocer el domingo pronostican que los casos de COVID-19 continuarán aumentando en la Florida y buena parte del país el resto de este mes. Pero la demora de la Florida en obtener insumos médicos puede haber colocado al estado en desventaja.

La orden de emergencia en el estado entró en vigor el 10 de marzo, pero para cuando el gobernador Ron DeSantis solicitó una declaración de emergencia al presidente Donald Trump el 23 de marzo, el estado ya había firmado órdenes por menos de tres millones de mascarillas N95, muestra una revisión de la información de compras estatales hasta el lunes 6 de abril. La escasez de mascarillas ha obligado a los trabajadores de la salud a usarlas más tiempo de los recomendable.

La semana pasada, cuando el gobernador emitió la orden estatal de quedarse en casa, el 1 de abril, el estado finalmente aceleró su esfuerzo de compras en el mercado privado, firmando varios acuerdos para adquirir hasta 90 millones de mascarillas N95, según información de compras tomada de la página estatal FACTS.fldfs.com.

Los intentos de la Florida iban a la zaga de los del gobierno federal, aunque DeSantis y el presidente han estado en contacto regular. El gobierno federal firmó el 21 de marzo contratos por valor de $380 millones, en su mayoría con 3M y Honeywell, dos de los mayores fabricantes de las mascarillas.

Mientras más tiempo esperaba el estado, más tendría que pagar. Las órdenes de compra de la Florida la semana pasada contemplaban un precio promedio de más de $6 cada una, más de doble de los $2.60 que el estado estaba pagando anteriormente ese mes.

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El cabildero Manny Reyes coordinó un acuerdo enorme, hasta que fracasó.

Pero muchas de esas órdenes de compra, como la coordinada por Reyes, fracasaron.

“Todos esos acuerdos han fracasado”, dijo Jared Moskowitz, director de la División de Manejo de Emergencias de la Florida (DEM).

Moskowitz agregó que la página digital FACTS del estado no es precisa porque no incluía una lista integral de pedidos activos y cancelados de insumos y que el estado lo actualizaría para reflejar qué pedidos están activos.

Moskowitz dijo que el aumento en las órdenes de compra ocurrió después que los primeros pedidos del estado no se concretaron y se dieron cuenta que el mercado nacional, y la red de distribución de 3M, no funcionaba bien.

En momentos que se espera que la carga de casos de coronavirus en el estado toque su cota máxima alrededor del 21 de abril —dos semanas antes de lo anticipado inicialmente— el estado está desesperado por reponer las existencias y Moskowitz está dispuesto a “pagar lo que sea necesario”, dijo.

“Estamos en un momento clave y cada minuto que uno pasa en el teléfono tratando de conseguir el mejor precio es un minuto que otro compra esos insumos”, dijo Moskowitz el lunes en una entrevista.

A pesar de todo ello, buena parte de los esfuerzos han sido nulos.

Ninguno de los 90 millones de mascarillas prometidas ha llegado, dijo Moskowitz. Y en momentos que 1,720 floridanos están hospitalizados y las pruebas dependen en buena parte de los equipos de protección, solamente un puñado de esos acuerdos —por un total de 33 millones de mascarillas— sigue en pie, dijeron autoridades de la DEM.

Antes que crisis comenzara, la Florida tenía a la mano unas 250,000 mascarillas N95, informó la agencia. Entonces recibió medio millón más de las existencias estratégicas federales, y desde entonces autoridades han podido conseguir unas 300,000 de suministradores privados

La estrategia, dicen fuentes, sido ordenar de más para satisfacer las necesidades del estado. De manera que, ¿cuántas mascarillas necesita realmente la Florida? Una agencia calcula que solamente el sur de la Florida, donde está la mayoría de los casos, tiene una necesidad de 1.2 millones de mascarillas N95.

En ausencia de existencias suficientes, la DEM ha usado la orden ejecutiva del gobernador para emitir órdenes de compra con poca supervisión y sin licitaciones. El proceso se salta leyes creadas para evitar las guerras de licitaciones que hacen subir los precios y protegen contra suministradores fantasma.

Cuando autoridades estatales llegaron a un almacén a recoger un pedido, lo encontraron vacío, dijo Moskowitz. En otra ocasión, les dijeron que el cargamento llegaría en un avión, pero cuando verificaron los detalles del vuelo, no existía.

“Nuestros almacenes están totalmente vacíos después de firmar órdenes de compra por cientos de millones de dólares’, dijo Moskowitz a noticias de CBS en una entrevista el fin de semana pasado.

“Eso es todo muy opaco, de eso no cabe duda”, dijo DeSantis la semana pasada.

Moskowitz dirigió sus críticas al suministrador y realizó entrevistas con los medios y su cuenta en Twitter para acusar a 3M de mal manejo de su cadena de distribución, permitiendo que surgiera un mercado negro y alentando la especulación en medio de una pandemia.

“3M no ha entregado las órdenes pendientes”, dijo a Fox News. “Estamos recibiendo excusas de los otros suministradores”.

A raíz del caos, el presidente firmó el jueves pasado una orden dirigida específicamente a exigir que 3M priorizara los pedidos del gobierno federal.

La compañía ha defendido sus esfuerzos, señalando que sus empleados “han hecho lo imposible por fabricar la mayor cantidad posible de mascarillas N95 para el mercado estadounidense”. También dijo que está cooperando con el gobierno federal e investigando informes de precios inflado y mercadeo ilegal de las mascarillas.

Mientras tanto, Moskowitz ha tratado de asegurar la compra de mascarillas, batas, kits de pruebas y la construcción de hospitales de emergencia en momentos que el estado se prepara para el aumento casi inevitable de casos y un sistema hospitalario a casi plena capacidad. Dijo que su despacho recibe a diario más de 500 emails de suministradores legítimos y fantasmas.

“Cualquiera que me ofrezca algo, lo acepto, un bufete de abogados, un corredor de mercancías, un cabildero, lo tomo porque pudiera salvar una vida”, dijo Moskowitz. “Pero ¿cuantos de esos ofrecimientos se han concretado? Cero”.

 

 

Fuente: El Nuevo Herald

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